Capitulo 35: Desayuno violento.

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Después de esperar pacientemente durante varias horas y con el peso de sus propios ojos adormecidos en su contra, el grupo se mantuvo estático mientras observaba como el sol poco a poco comenzaba a brotar de entre las montañas, abandonando su escondite para empezar a empapar el sombrío panorama con sus rayos de sol e iluminar todo con su iridiscente presencia... De forma instintiva, toda la escolta comenzó a forcejear contra sus cansadas retinas para que estas ofrecieran resistencia ante la cegadora luz del sol... a quien más le afectaba era a Pichu, pues era el único que no podía refugiarse bajo las ramas y hojas del frondoso sauce para resistir... el poderoso vigor impactaba sobre su rostro directamente... llevo ambas manos hacia su cara para comenzar a tallar sus retinas con fuerza.

- Pichu, no te talles los ojos... vas a lastimarte –

- Para ti es fácil decirlo Alakazam... ¡Tu estas hasta arriba del árbol y cuando quieras te puedes meter entre las hojas –

- No es tan sencillo... No tengo tanta movilidad como Lopunny como para escurrirme entre las ramas, si quieres te puedo prestar una de mis cucharas para que te cubras con ellas, es lo máximo que te puedo ofrecer –

- ¡Tsk! Ya que, dame una por favor – Gruño el pequeño y lanzo una mirada efímera hacia su compañero, inmediatamente después su rostro cedió ante el exceso de luz y tuvo que retirar el gesto... únicamente extendió su mano y tomo la cuchara para después ponerla sobre su cabeza, de ese modo la escasa sombra que producía el objeto ayudo a que el pequeño pudiera enfocar su vista... Entrecerró ambos ojos y pudo observar lo que pasaba dentro de la casa...

- ¡Oh! Veo algo – Exclamo el pequeño con euforia, en tan solo un instante su cansado rostro su alerto... sus compañeros no tardaron en imitar este cambio.

- ¡¿Qué ves?! – Exclamo Lopunny.

- Pues... nada realmente importante, al parecer Krookodile y su esposa que es una Krokorok ya se levantaron... aparentemente están moviendo varias cosas, parece que van a desayunar. ¿Enserio ustedes no pueden ver nada desde dónde están? – Pregunto el pequeño roedor, escéptico sobre la incapacidad de sus compañeros... ellos no tardaron en asentir, pero la incredulidad del pokemon roedor provoco que este arqueara ambas cejas y observara fijamente a Lopunny... su expresión se encontraba levemente obstruida por la cuchara que ocultaba la mitad de su rostro.

- ¿Por qué nos ves así? Enserio no podemos ver nada... Hay una cabecera por arriba de las ventanas y nos bloquea casi toda la vista, lo único que puedo ver es una silla de madera vacía y parte del suelo... ¿Verdad Alakazam? –

Alakazam asintió.

- Por mi parte yo no veo nada... solamente la cabecera, creo que elegimos malos ángulos para nuestra visibilidad... Pichu tuvo suerte de meterse en esa maleza de cierta forma, lo bueno es que eres un mocoso perspicaz. Confió mucho en tu vista...

Lo que me recuerda que, puedo usar mis habilidades psíquicas para compartir vista con Lucy... voy a ver si esta despierta para guiarla y comunicarme con ella... Lucy, ¿Lucy estas ahí? –

Los ojos del pokemon comenzaron a destilar un extraño brillo azul, que poco a poco consumió cada detalle de sus retinas... evidenciando que había comenzado a usar sus poderes psíquicos para comunicarse, pero no parecía recibir respuesta.

Dentro de la habitación nada importante había sucedido... aun... Lucy se encontraba inmersa en un profundo sueño, usando la ropa sucia de un cesto como refugio del frio... se acurrucaba entre el hedor de las prendas, con la idea de que nadie la detectaría estando dentro del cesto... Grave error...

- ¡Lucy! ¡¿Lucy?! ¿Estás ahí? Despierta? – Insistió Alakazam, sin recibir respuesta más allá de un fuerte ronquido... Rompió el contacto y sus ojos volvieron a la normalidad.

Gallade y la LunaWhere stories live. Discover now