Capítulo VIII

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¡Muchas gracias a la gente que deja comentarios y sigue la historia!

Disclaimer: The PowerPuff Girls o cualquier personaje de esta historia no son de mi propiedad.

Capítulo 8. Convéncelos.

A los pocos días, Brick pudo volver a casa y salir del estúpido hospital que le provocaba arcadas. Durante esos días siempre tenía la ilusión al despertar de que Blossom volviera a visitarlo y pudieran hablar, pero nunca volvió a verla aparecerse por allí. Esto hacía que los días pasaran como una eternidad deseando que lo dejaran salir para poder él mismo a buscarla. Tuvo mucho tiempo para pensar y llegó a la conclusión de que todo lo que la pelirroja le había dicho la última vez que la vio, tenía su sentido oculto, no lo dijo por nada. Ella quería que luchara por su felicidad, y su felicidad era ella. Así que eso iba a hacer.

El joven estaba a punto de quemar la estúpida escayola en su brazo derecho, no podía hacer nada prácticamente y necesitaba ayuda para casi todo, puesto que sus heridas todavía le dolían si se esforzaba mucho, tenía todo el abdomen vendado y en la cara un par de parches. Podría haberse quedado internado hasta recuperarse del todo, pero si seguía ahí seguramente acabaría aún más estresado. Encima por si no fuera poco, al tener que guardar reposo, su mujer estaba todo el día encima de él y eso implicaba verla más de una vez al día, lo cual hacía todo muchísimo peor.

—Di ah~ —Princesa estaba al borde de la cama de matrimonio, con un plato de sopa en la mano y en la otra una cuchara en dirección a la boca de Brick. Estaba intentando darle la comida, pero él seguía rehusándose a que ella lo alimentara.

—¿Me quieres dejar en paz? Puedo comer solo. —bufó intentando incorporarse, pero un tirón en los puntos cosidos en su herida de bala hizo que ahogara un suspiro doloroso.

—Claro que no Bricky poo. —metió la cuchara en su boca sin aviso, él rodó los ojos tomando el contenido de esta. —estás muy malito y yo te voy a cuidar como se debe, por supuesto que sí. —acarició su cabello y le sonrió con ternura.

—Ya, ya, lo que digas.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió sin previo aviso dejando ver a la niña de cabellos rojizos que llevaba un peluche de dinosaurio en los brazos.

—Papi, el tío Dexter vino a verte ¿le digo que suba?

Brick se levantó en un segundo sin importarle demasiado el dolor en el cuerpo, vio la oportunidad perfecta de perder de vista a Princesa por un bendito momento. Se colocó la camiseta y se dirigió hacía su niña.

—No, yo bajo pequeña.

—Pero... Bricky, est-

Y sin dejarla acabar bajó por las escaleras ¿Por qué todo el mundo siempre la dejaba con la palabra en la boca?

Se encontró con Dexter sentado en uno de los grandes sofás de la sala, con un café en la mano. Se acercó a él lentamente y lo tomó de los hombros por sorpresa, asustando al joven que derramó el café sobre su bata y se cayó del sofá provocando la risa incontrolable de su hermano que de vez en cuando paraba para quejarse por el dolor.

—Muy gracioso Brick... —estrechó los parpados y frunció la boca deshaciéndose de su bata blanca y dejándola bien doblada sobre una de las mesas. —esa bata era una de las más nuevas del mercado. —Brick paró de reír entre hipitos y apartando una lágrima imaginaría de su mejilla. Se sentó en el sofá a su lado.

—De qué hablas, si todas las batas que tienes son iguales. —se llevó una mano a su estómago adolorido que comenzaba a relajarse de la tensión que se produjo al reírse. —Encima siempre vistes lo mismo, no tienes algo diferente en tu armario o qué.

Rojo cual pecado (Blossick)Where stories live. Discover now