Capítulo XIV

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¡Muchas gracias a la gente que deja comentarios y sigue la historia!

Disclaimer: The PowerPuff Girls o cualquier personaje de esta historia no son de mi propiedad.

Capítulo 14. Playa.

Cerró los ojos un momento, esperando sentir una brisa fresca en pleno agosto que lo hiciera respirar con mayor facilidad después de tener la nariz taponada por el llanto.

—Oye...

Sintió como sus extremidades entumecidas intentaban recobrar la movilidad. Escuchaba una voz ¿Era para él?

—Oye... joven.

Sus parpados temblaron y se obligó a abrirlos con dificultad, sentía que le pesaban, que le costaba hasta el mundano hecho de respirar.

—Perdona, ¿puedes levantar los pies un momento?

Creyó haber dormido por horas y horas. Levantó la mirada, sus ojos rubí ahora se podían confundir también con el color rojo y escocido que los rodeaban. Parpadeó un par de veces para agudizar los sentidos y aclarar la vista. Estaba agotado. Delante de él finalmente pudo distinguir a una señora de tercera edad con una escoba en la mano y una expresión algo molesta.

—Al fin, niño. —La señora cabeceó un poco señalando el lugar donde debería estar pasando ahora su escoba, debajo de los pies de Brick.

—A-ah... sí, lo siento.

—¿Qué haces aquí durmiendo? Hace apenas unas horas que ha empezado a amanecer.

Miró a su alrededor algo confundido aún. Ah, ya se acordaba, había llorado hasta quedarse dormido en aquel banco delante del apartamento de Blossom. Sonrió de manera amarga, los recuerdos volvían a él.

—¿No tienes casa? O es que buscas a alguien. —preguntó la mujer una vez hubo terminado de limpiar.

—Uh... sí, estoy buscando a alguien, pero... ¿usted vive aquí? —carraspeó un poco el pelirrojo, acostumbrando su voz ronca, necesitaba hidratarse un poco la garganta.

—Así es, o ¿por qué si no estaría limpiando el portal ahora mismo? —preguntó la mujer con gracia ante la pregunta obvia del chico, esto lo hizo sonrojar levemente de vergüenza.

—Vine a buscar a una pareja de pelirrojos que también vive aquí, pero por alguna razón acabé durmiendo en un banco. —comentó algo apenado por lo estúpido que sonaba realmente.

—Oh, pero esa pareja no está aquí ahora mismo, se fueron un fin de semana entero. Deberías haber vuelto a tu casa, chico.

¿Cómo? ¿No estaban ahí? Pero ¿Dónde exactamente estaban entonces? Pensó que seguramente el de ahí arriba le daba otra oportunidad, porque si hubiera entrado esa misma noche iracundo como estaba, podría haberlo arruinado todo y a saber que locura habría cometido. Igualmente, no se esperaba para nada que se marcharan así porque sí.

—Ya... y supongo que usted no sabe dónde se encuentran ahora mismo ¿no? —indagó sintiéndose realmente estúpido esa mañana ¿por qué ella hubiera de saber?

—Resulta que sí lo sé, soy la presidenta del edificio y antes de irse me entregaron las llaves del apartamento para cuidárselas. —La mujer siguió con su trabajo fregando lo antes barrido. —Pero por obvias razones, no te lo voy a decir, muchacho.

Un tic apareció en uno de sus ojos, ojalá se hubiera tratado de la típica vieja cotilla, pero esta vez no tuvo esa suerte.

—Lo único que te puedo decir es que regresarán mañana, por si quieres volver. Al parecer es una especie de escapada romántica. —rio ligeramente con ternura, como si de un momento a otro recordara algo con nostalgia.

Rojo cual pecado (Blossick)Where stories live. Discover now