Una mujer rubia estaba dentro de una habitación infantil, dentro estaban dos cunas, mientras que el cuarto entero estaba pintado de blanco, con tapiz de nubes, era hermoso, a lo lejos unas montañas verdes estaban pintadas, mientras que las cunas de color blanco estaban perfectamente juntas, una silla estaba en medio de ellas, la mujer rubia admiraba todo con un gran amor, los recuerdos de sus bebes, ella después de todo nunca se quiso deshacer de lo alguna vez deseo fuera para ellos, lamentablemente nunca pudo tener entre sus brazos a su pequeña más que una sola vez, eso le dolía pero fue inevitable.
Ahora que tenia a su bebe de regreso, convertida en una hermosa mujer, sentía un nudo en el estomago esperaba que la aceptara, ella misma presiono ciertas situaciones en ocasiones, sabiendo el error que cometía, pero era imposible evitarlo cuando lo único que deseaba era darle todo, lo que no tuvo en años, tomo un pequeño muñeco que aunque nadie lo creyera, Lucius lo compro, el siempre había querido a una pequeña, ahora que la tenían de regreso quería que fuera feliz, se cubrió la cara con las manos mientras gruesas lagrimas, resbalaban por su rostro, esos momento cuando recordaba el pasado hacían que su corazón se sintiera vacio.
La castaña caminaba por el pasillo que según Lucius le había indicado, buscaba la puerta escondida, donde Narcissa debía encontrarse. Suspiro mientras encontró una puerta donde dos serpientes se encontraban, toco con cautela pero nadie respondió, asi que giro el pomo de la puerta, cuando ingreso, su corazón se congelo al ver la habitación, las cunas era un lugar hermoso, pero tenia un deje de amargura papable, cuando bajo la vista observo a la mujer que le dio la vida, acurrucada, se veía increíblemente débil, llorando amargamente, el corazón de Hermione simplemente se apretó, en su corazón se retorció y mientras en su garganta se sentía un nudo, la castaña olvido el coraje, o mas berrinche que tenia se acerco a la mujer y al abrazo por la espalda, ella pareció reaccionar y cuando observo que su hija estaba con ella, la abrazo fuertemente, mientras que la heroína de guerra sintió el recuerdo de un sueño donde una mujer rubia lloraba. Los minutos pasaron dejando a ambas mujeres llorando, la castaña no se explicaba en que momento, comenzó a llorar de esa forma, solo se recargo sobre el hombro de la mujer junto a ella, hasta que los espasmos cesaron, por parte de ambas, se observaron mientras se sentaban en el suelo, la castaña observo el pequeño, animal de peluche que tenia entre las manos la rubia y sonrio.
- Estas bien Hermione,- dijo la rubia, mientras rosaba con sus delicados dedos, el rostro de la joven.
- Si y usted,- cuestiono.
- Nada importante, aquí la única que interesa eres tu,- le sonrio de manera calida.
- Claro que importa, de verdad deseo ayudar pero si no me dice que tiene, no podre saber,- la castaña le dijo a la rubia.
- Solo,- dijo cerrando los ojos,- deseo que podamos llevarnos bien,- la castaña asintió.
- Lo se y también ha sido mi culpa el que no podamos ser mas unidas, de verdad no ha sido mi intensión, es solo que el cambio fue brusco y necesito adaptarme,- afirmo.
- Comprendo también fui obstinada y bueno espero podamos hacer las cosas bien,- dijo la rubia.
- Yo también,- ambas se sonrieron, ellas sentían una conexión especial, era lógico, madre e hija eran unidas.
- Si vamos a comenzar desde cero, seria bueno charlar, ya sabes madre e hija,- la castaña sonrio.
- Claro pregúnteme lo que desee,- afirmo.
- Como fue tu infancia,- cuestiono la rubia.
- Muy buena debo decir que quien sea me haya dejado fuera de la casa de los que fueron mis padres, acerto siempre fueron compresivos, amistosos conmigo. Me consentían y bueno me dieron todo lo que pudieron.
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Aprendiendo a vivir
RomanceDos años después de la guerra, Hermione descubre que es en realidad una Malfoy, pero no solo tendrá que acostumbrarse a la idea, de pertenecer a la familia que mas desprecia, también debe hacerse a la idea de que esta atada a la persona que menos es...