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¡Por un demonio, lo que faltaba!

Acabo de salir de un edificio —que ahora está en llamas y que antes estaba repleto de delincuentes y criminales peligrosos— para que me lluevan vergazos por todas partes. ¿Qué se supone que viene a continuación? ¿Qué personaje misterioso y secundario va a aparecer para descolocarme y que la cabeza me dé más vueltas que la niña del exorcista?

Me llevo la mano a mi sien izquierda para masajearla con los dedos índice y medio, demasiado saturada como para soportar más mierda y giros inesperados por esta noche. No obstante, mi mente trabajando como una locomotora no me pone las cosas fáciles... ni mucho menos el sonido distante de las sirenas policiales y del camión de bomberos que se entremezclan con ruidos discordantes y electrónicos...

'Astronomía' suena dentro de mi cráneo como si se tratara de un mal chiste de mi subconsciente... y ya solo me hace falta mirar calle abajo e imaginarme a cuatro hombres de color llevando a cuestas mi ataúd con un bailoteo cómico. ¿Eso que veo agitarse es un pañuelo blanco? 

No. Es una maldita paloma. Céntrate, carajo.

—¿Qué quieres? —inquiero desde mi posición, buscando con rapidez cualquier cosa dentro de la ambulancia que pueda utilizar como arma y que esté a mi alcance.

No quiero poner en peligro a mis compañeros ni asustarlos con una falsa alarma. Debo mantenerme profesional y controlar mis nervios para sobrellevar esta nueva situación sin levantar sospechas ni alterar a quien está oculto al costado del vehículo.

—En resumidas cuentas, agradecería que solo escuchases lo que tengo que decir —el desconocido me responde con calma, pero no termino de fiarme de su tono medido y rebajado de decibelios.

Será que me he acostumbrado al vocerío en el interior de ese antro y a la voz ronca y potente de Bakugō, porque ahora me cuesta oír lo que el extraño me está diciendo con quietud. Por ello, me armo de valor inhalando por la nariz mientras frunzo mis labios y oriento mi cuerpo hacia la derecha, dispuesta a asomarme para ver con quién estoy tratando.

Doy un paso y evado el portón trasero de la ambulancia, manteniéndome a luz que recorta mi figura para crear una sombra alargada en el concreto, alertando de mis movimientos al hombre que se oculta en la oscuridad. Éstos no son para nada bruscos ni agresivos, así que ninguno se sorprende al cruzar miradas cuando logro enfocarle en la penumbra, recostado de espaldas contra el lateral del vehículo y con las manos introducidas en sus bolsillos. En un instante, él las saca de los saquillos de su chaqueta marrón para llevarlas al cuello alto de la prenda y alzarlo para ocultarme sus facciones, dejándome ver únicamente sus ojos y sus espesas y tupidas cejas.

Ladea su rostro a un lado para refugiar sus rasgos, aunque la sombra que lo envuelve ya de por sí me impide memorizar sus características... sobre todo cuando se coloca unas gafas de cristales amarillos que reflejan las luces intermitentes de los coches policiales y no me permite apreciar el color de sus irises. Así que solo me queda destacar su cabello rubio que está desordenado hacia atrás, con algunos de los mechones delanteros sobresaliendo en arcos por encima de su cabeza.

No sé si es su postura desgarbada y acomodada, viéndose despreocupado y demasiado tranquilo, o es que él no es muy alto y eso me da una pequeña ventaja si tuviera que defenderme. Después de ver la musculatura trabajada de Bakugō y Muscular, la altura e intimidación de Dabi y Shigaraki o la complexión atlética de Twice y Spinner... me alivia que este extraño sea de complexión delgada y ciertamente de baja estatura.

—¿Por qué te ocultas? ¿Quién eres?

Y por favor, no me respondas a lo segundo con la frase "yo soy... tu padre" porque me ando a putazos contigo sin importarme el parentesco.

TAINTED I: Corruption (+18) [BNHA A.U. Adulto] [Finalizada]Where stories live. Discover now