𝔠𝔞𝔭 2 - Dieciocho años ₚₜ. 2

383 53 12
                                    

Cuando se sacó el casco, el cabello negro le cayó por lo hombros. Los criados le ayudaron a quitarse la pesada armadura del pecho, los brazos y piernas. Nunca se había protegido tanto el cuerpo en batalla. Había estado desfilando por las calles como un payaso, sufriendo los interminables chillidos. Apenas había sido capaz de soportar la marcha en esa formación tan perfecta, como si fuera el perro del Emperador.

-¿Por qué no pones algún cuadro por aquí? Es muy soso.

Sin embargo, eso no le molestaba en aquellos momentos. Un invitado que no había llamado lo había seguido hasta sus aposentos privados y se lo criticaba todo. Aunque él estaba cambiándose, el otro deambulaba por ahí descaradamente, absorto en sus alrededores.

-Es mi habitación.

-Para ser exactos, no es tu habitación: es un comedor que también sirve de habitación. Es perfecto para un invitado.

-La habitación de invitados está en la primera planta.

-No seas tan rácano. Tengo obras de arte muy buenas, te enviaré algunas.

Controló la irá de su corazón; nadie sabía lo que sentía por su apariencia externa. Tenía una expresión helada y sus ojos rojos parecían tranquilos y pacíficos.

Permitió que sus criados le sirvieran y le vistieran estoicamente: se estaba preparando para el baile de aquella noche. En un principio, su plan era descansar y aparecer al final de la fiesta. Si no fuera por ese irritante invitado lo habría hecho.

-Solo iré al de hoy.- Dijo mientras se abrochaba el puño de la camisa.

-Vale, pero la fiesta no son tres días, son cinco...

-¿Vas a retractarte?

-Vale. Mira Duque ¿Por qué odias las fiestas? Tenemos comida riquísima, vino y omegas hermosos. ¿Por qué no disfrutas de tu tiempo?

-Tengo más que suficiente vino en casa. Y mi pasatiempo no es buscar comida. Y no necesito ir a fiestas para conseguir omegas.

-Mira, esa es la razón de estas funciones. Duque, tienes que echarme una mano. Me lo prometiste.

-Te dije que te ayudaría cuando fueras Rey.

-¿Si? ¿Y quién te crees que será el próximo Rey si no soy yo?

El, Joshua, el príncipe heredero, se alzaba alto y seguro de sí mismo.

-Ya hablaremos cuando lo seas.

Nadie sabía lo que acaecería mañana

-Es más difícil ganarte a ti que a una jovencita tímida. –Joshua no parecía molestarse de sus palabras y se limitó a suspirar.

-Los hombres pegajosos no son populares.

--- ¿Mmm? ¿Eh? ¿Eso ha sido una broma? ¿Duque? Si, ¿no?

Joshua se rió divertido, sin embargo, el otro hombre era menos que entusiasta.

-Vámonos.

Quería echar a su invitado de sus aposentos lo antes posible.

La empleada de la tienda de ropa le salvó el día a aquel lamentable jovencito. Hannie tuvo que pagar más que el doble por el arreglo de unos desperfectos en su traje. Según la empleada, ese era el precio razonable hoy, e incluso intentó racionalizarlo afirmando que el traje venía incluido con la corbata y unos accesorios de joyería de fantasía incrustados en la solapa. No obstante, no fue capaz de contratar a nadie para que le hiciera el peinado.

Por suerte, Hannie tenía conocimientos básicos de técnicas de peinados para su larga cabellera.

Aunque, cualquier profesional que le hubiese visto habría chasqueado la lengua en desaprobación por sus técnicas y apariencia en general.

Hannie  ✦ JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora