Capítulo XVII

911 64 56
                                    






¿Cuándo fue la última vez que experimentó esa sensación?

¿Esa sensación desbordante de deseo y entrega que ahora palpaba a través de cada caricia suave y ardiente, de cada beso y mordida y aún más: con cada uno de los jadeos que se incrustaban en su oído como sutiles señales de comunicación de ese cuerpo varonil encima suyo?

No lo recordaba, porque un llano encuentro sexual con poquísima notabilidad no se comparaba al ahora existente entre ellos.

Sin embargo, las sensaciones que a su cuerpo arribaron le proporcionaron una fuerte dosis de recuerdos de su pasado con Levi, del momento cumbre de sus encuentros después del embarazo, que fue por supuesto: intensificado, en un sentido de experimentar con nuevas sensaciones, posiciones o el uso de juguetes sexuales.

Se sintió estremecer.

No había juguetes, ni posturas ni sensaciones nuevas ahora... ¿Qué lo hacía tan exquisito para ella, entonces?

Suspiró, Levi la miró sacando su acuosa lengua de entre sus labios volviendo a lamer su piel delicada allí en su seno. Él no dejaba de verla mientras seguía trabajando con la lengua, sus ojos mostraban fuego contenido e inquietante por quemarla allí mismo: debajo de él.

Sus fantasías de apenas los últimos meses parecían cobrar vida ante ella: la última vez que estuvo con él en esas condiciones fue un día antes de que todo estallara en caos en su matrimonio.

Hanji dio dos palmadas, las luces de la habitación se apagaron... apenas la luz de la lámpara en su mesita y aquella natural de la luna que entraba por el ventanal: los alumbraba siendo esto parte de ella para Levi, sabía demasiado que él tenía preferencia por las luces tenues durante el sexo.

Encanto

Ese hombre encima de su cuerpo terminó de desabrochar su camisón; con las yemas de sus dedos recorrió desde los senos hasta la piel de su vientre un poco flácido. Sintió los músculos de su vientre contraerse ante el tacto delicioso y caliente, suave al roce.

Levi se irguió frente a ella, con los dedos se agarró el buso desde su propio vientre y lo alzó con rapidez sacándolo y dejándolo a un lado en la cama. Se sintió más fresco, su piel hacía un rato ardía y el roce con la tela llegó a ser nauseabundo para él.

Al apreciar su torso desnudo Hanji se levantó quedando a escasa distancia de él, posó allí las palmas de sus manos y éstas ardieron ante el contacto con sus pectorales: suaves y ardientes, ella parecía maravillada como si fuese la primera vez que los veía y contemplase su naturaleza. Aprovechó la cercanía, acercó su boca tanto que lograba aspirar el aroma natural que expedían los poros en la piel de Levi: posó los labios justo en medio de su pecho, sacó la lengua y lamió un corto trayecto hacia abajo. Sus manos se movían débilmente por sus pectorales.

Levi se tensó ante el tacto húmedo y tibio tanto que los finos vellos de todo su cuerpo se erizaron, ladeó la cabeza y fijó de nuevo su mirada en el cabello de Hanji mientras ella recorría su pecho con los labios: tomó la liga que sujetaba su cabello y lo jaló hacia el piso, espolvoreó con sus manos ese mar de cacao sobre los hombros y un poco sobre el rostro de ella, aprovechó para quitarle los lentes: se estaba volviendo ansioso de nuevo, ella lo miró con los labios humedecidos y henchidos despegándolos de su pecho.

La tomó con los dedos por la mandíbula instándola a mirarlo y la besó con un ritmo más salvaje totalmente recargado de necesidad, sus dientes chocaron por un segundo al ser los movimientos tan agresivos, Hanji sonrió divertida por eso ante sus labios y él, como si fuese contagioso, le devolvió la sonrisa en un acto algo inocente.

𝑬𝒍 𝒔𝒂𝒃𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒅𝒖𝒍𝒕𝒆𝒓𝒊𝒐 |Levihan| [Finalizada]✓Where stories live. Discover now