MEXICO

— Ya puedes pasar, Naomi.— Inhalo y entro al despacho de Madame Gris.— Señores Carter, les presento de manera oficial a...

— Naomi, ¿Qué te has hecho?— Le interrumpe la hermana Brenda.

Las dos me miran horrorizadas, sonrío de manera tímida, ellos estaban de espaldas y casi me da un infarto cuando voltearon.

— ¿Hay algo mal?— Preguntó el señor.

— P-Por supuesto que no, solo nos sorprendió su nuevo corte.— Madame Gris finge una sonrisa.— Me pregunto por qué o con quién lo habrá hecho.— Su sarcasmo es evidente, para mí.

Oh, mírala George.— noto la fuerza que ejerce en la mano del hombre. Me sorprendo al escucharlos hablando inglés.

— Naomi, ellos son los señores Carter, tu nueva familia.

Doy un paso al frente y no puedo parar las lagrimas, pero aún así me mantengo derecha y trato de dar mi mejor sonrisa.

Es un gusto conocerlos, de verdad.— la hermana Brenda me mira con los ojos llenos de orgullo, ella nos enseña inglés a todos.— ¿Puedo abrazarlos?

La pregunta los toma por sorpresa, pero rápidamente asienten. Él se ve muy intimidante, pero ella parece verme con cariño... no me importan los aspectos, me importa que me estén adoptando al fin, después de quince años en orfanato.

Me abalanzo a ellos sollozando.

Les juro que no se arrepentirán, seré la mejor hija que han tenido, gracias por esta oportunidad. Gracias...

Señores Carter, cuiden de ella por favor.— Me separo de ellos y puedo notar los brillantes ojos de mi madre. — Es una excelente niña.

Madame Gris empieza a sonreír con tristeza, y eso me hace querer llorar de nuevo. Les tomé cariño, incluso me acostumbré a regaños.

— Nosotros la cuidaremos.— Dice el señor Carter, con un acento casi imperceptible.

— Pues bien, Buena suerte Naomi Carter.

(...)

Camino hacia mi asiento de avión meneando mi cabeza y sintiendo mi corto cabello balanceándose de un lado a otro. Jamás lo había tenido más arriba del cuello, pero al tenerlo lacio no se me hizo feo. Actualmente me encanta mi cabello, aunque lo acepté apenas hace unos años. Negro, lacio, brillante. Me encanta.

Me senté en medio de los dos.

¿Nueva York es diferente a la ciudad de Mexico?— Pregunto nerviosa.

Jamás he salido del país, solo he estado en dos lugares: Mexico y un pueblo del que no recuerdo donde es.

Muy diferente, no quiero adelantarte nada, tienes que verlo por ti misma.— Papá me acaricia la cabeza.

Mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas.

Oh cariño...

— ¿No se sentirán algo extraños si los llamo mamá y papá?— Susurro.— De verdad que no me quiero adelantar a nada ni hacerlos sentir raros.

— Pero eso somos, mamá y papá.

Que me hayan tocado padres tan buenos es un golpe de suerte. Jamás me habían adoptado por mi sentimentalismo, edad o por mi pasado. No quieren niñas con problemas incluidos.

¿Sabes? Tienes hermanas y hermanos esperándote.

— ¿En serio? Dios, espero caerles bien.

Plan A: DevolviéndolaWhere stories live. Discover now