Ya no estarán las letras ligadas cuando hablen porque prácticamente será todo "inglés". ¡Ánimo a nuestra mexicana!

NUEVA YORK

Casi salto de emoción al llegar y ver por la ventana del coche todo el paisaje. Es muy diferente a México, en definitivo. Las 5 horas en avión me dio mucho para imaginar, pero esto... es sorprendente. No es que sea más lindo que México, es solo el ver algo diferente. Bellísimo.

— Llegamos.— Dice con un tono extraño Papá.

De repente hay tensión, y eso me preocupa. ¿Hice algo mal? ¿Me hice muy callada? ¿Mi emoción no fue evidente?

Nerviosa, bajo del coche Uber y contengo la respiración. Es una casa a juego con las demás, muy grande, me atrevo a decir que igual al orfanato. Color crema y césped muy cuidado con un árbol muy grande.

Arrastro mi maleta y cuento los pasos para llegar a la puerta. Regreso a ver a mis rubios padres, quienes asienten.

Toco la puerta, y a los minutos abren.

*una semana antes*
Narra Jordan

— Adoptaremos por última vez.— El comedor queda en silencio por unos momentos.

Zoe, mi hermanita de 14 años, carraspea.

— ¿Niño o niña?

Nuestros padres se regresan a ver, entrelazan sus manos y papá dice de manera firme:

— Niña.

Uno, dos...

— ¡TE LO DIJE! ¡SE LOS DIJE!— Zoe se carcajea y hace un baile lleno de euforia.— James, dame mis veinte dólares cara de...

— Cero palabras cochinas en la mesa.— Advierte Melissa con una pequeña sonrisa. Toda una hermana mayor... aunque yo soy más grande por unos meses.

— Siempre te gana en las apuestas, apestas.— Conor le palmea la espalda a nuestro hermano, y este gruñe pasando el dinero por la mesa.

Por supuesto nuestra hermanita checa el billete para ver si es real y después lo guarda.

— Y bueno, ¿De dónde es?— Pregunto con una sonrisa.

— Un segundo, ¿Ya sabían?

— Papá, se que viajan mucho por trabajo, pero que coincidan más de tres veces en un lapso de un año es...

— Eternamente obvio.— Interrumpe Conor y James casi escupe fuego por los ojos.

— Ay George, te dije que primero yo y después tú.

— ¿y dejarte sola? Pues no.

— Punto para papá.— Decimos todos al mismo tiempo y nos carcajeamos.

Amo a mi familia.

— Ella es de Mexico, como tú Jordan.— Sonrío aún más emocionado.— Ha estado en dos orfanatos,— frunce el ceño.—su padre y yo decidimos adoptarla en cuanto supimos de ella, y al verla... Dios, es una lindura.

— Ya quiero verla ¡Y cargarla!— Chilla Zoe.

—Hace catorce años que no tenemos un bebé en casa...— Conor se pega en la frente.— Tendremos que evitar cosas como monedas en el piso o una botella de vidrio. ¡Te dije que no comprarás Coca Cola de vidrio hoy, James!

Antes de que mi hermano pudiera defenderse, mamá interrumpe.

— Chicos, no adoptaremos a un bebé...

Shock.

— Papá, ¿Bromeas?

— No, Melissa, adoptaremos a una niña ya grande... Apenas cumplió los quince hace dos semanas.

Silencio.

Silencio.

Rebelión.

— ¡¿Pero que mierda?!

— ¡MIENTEN CON TODOS LOS DIENTES!

— ¡ALERTAAAAA!

Incluso Melissa soltó un:

— Santísima mierda maldita.

Me levanto enfadado.

— ¡SILENCIO!— Todos se callan.— Mamá, papá, perdón que se los diga pero eso es algo arriesgado. Entiendo sus intenciones y comprendo que quieran algo nuevo, pero esto es pasarse de los límites. A un bebé lo puedes educar, pero a alguien más grande es algo peor. Ella ya no es una niña, quince años... aproximadamente 5475 días de vida y ya tiene su propio carácter, problemas y sobre todo... pubertad. Apenas Melissa y yo estamos saliendo de esa etapa, y les consta lo difíciles que fuimos. No me quiero arriesgar a meter a una extraña a la casa. Peligroso.

Cada uno de mis hermanos asintió.

Mamá trato de sonreír. Se que le hemos roto la ilusión, odio hacer eso pero tienen que entrar en razón.

— Por favor, denle una oportunidad.

— No quiero que sufras, que sufran los dos. Una vez leí la historia sobre una chica que la adoptaron teniendo la misma edad y se la hizo imposible a los padres. Se alcoholizaba, drogaba, iba a carreras ilegales y también era una grosera sin respeto ni a los mayores.— Mencionó Zoe.

Las lágrimas rodaron por las mejillas de mamá, eso hizo que papá se pusiera firme.

— Pues que pena, hijos míos, porque ya la adoptamos y en una semana iremos a por ella.

— Haremos una rebelión.

— Melissa, nunca les impido ser libres... y esta no es la excepción, pero téngannos en cuenta.

Oh... y por supuesto que los tenemos en cuenta, por eso no queremos a esa chica en casa.

Plan A: DevolviéndolaWhere stories live. Discover now