Narra Naomi

Un chico moreno abrió la puerta. Alto, un poco ancho pero con unos ojos llenos de diferentes emociones. Estaba serio.

Entramos y casi me tropiezo al ver lo elegante que es todo. Combinaciones entre café y blanco, todo elegantemente ordenado. Hay dos pisos y la escalera lleva a un balcón en donde sé hay habitaciones y de más.

En fila horizontal se encuentras mis nuevos hermanos. Edades de entre catorce y dieciocho, los señores Cárter solo me dijeron acerca de eso.

— Chicos, ella es Naomi, su nueva hermana.

Silencio.

La incomodidad era evidente en el ambiente, pero aún así sonreí lo más que pude.

— G-Gracias por aceptarme en su familia...— Susurro poniéndome mis oscuros cabellos tras la oreja.

— ¿Eh? ¿Aceptarte? Tú eres una extraña aquí.— Mis ojos pararon en un chico con pecas y cabello negro. Sus ojos azules me mataban con la mirada.

Mi sonrisa decae un poco.

— ¡Conor!

— No pasa nada, mamá, yo soy la intrusa y lo acepto...— Traté de decir pero me interrumpió una chica de chinos rojos.

Es hermosa... parece ser de las mayores...

— ¿Mamá? Ella no es tu madre, respeta.

Aún lado de la chica, el muchacho que abrió la puerta, parece aún mayor, le pone la mano en el hombro.

— Hay que calmarnos.

— Así es.— Al ver a papá puedo notar que si tono cambió a uno rojo.

La menor de todos se me acerca y me tiende la mano. Ella tiene el cabello casi blanco, unas facciones que intimidan a cualquiera... pero una sonrisa muy bonita.

— Soy Zoe, la más pequeña. Tengo unos felices catorce.— Le tomo la mano sin dudar y sonrío de nuevo con todo lo que puedo.— Soy Rusa.

— Tengo quince... Vengo de la ciudad de México.

—Lo sé.— Regresa a ver a mamá, le susurra algo con cara de preocupación y ella asiente.— Ven, te enseñaré tu habitación.

Sin decir otra palabra agarro mi maleta, susurro un "vuelvo pronto" a mis papás y me encamino a las escaleras. Pase aún lado de el hermano mayor, este solo me observo silenciosamente.

Subimos las escaleras y entramos a la primera habitación.

Al entrar me tengo que parar a parpadear.

Es grande, las paredes son de un verde extraño que hace que los muebles cafés se vean extraños, la cama no tiene colchón y al ropero le hace falta una puerta.

— ¿Te gusta? El colchón sufrió un accidente justamente hoy, hace una hora. Pero tenemos sábanas para que puedas dormir en el piso.

— Ya veo...— Juego con mi pulgar, escondiéndolo atrás de mi espalda.— No te preocupes, antes también solía dormir en el piso.— Jalo la maleta y la pongo en la esquina.

Entre a lo que parecía el baño, pero ese estaba normal. Un muy agradable baño, y tiene una...

— Tina de baño...

En el orfanato sólo habían regaderas, pero en las películas habían tinas.

Escucho la puerta de la habitación cerrar, y antes que pueda salir, Zoe entra al baño y cierra también esa puerta.

Me puse derecha.

— ¿Cuál es tu problema?

— Oh, ninguno, es solo que jamás había tenido una ti...

— ¡No! ¡¿Cuál es tu puto problema?! Vienes de extraña a la casa equivocada, vuelve de donde saliste ¡Vuelve! ¡Eres un error! ¡No dejare que arruines a nuestra familia! ¡Vete de nuevo a donde perteneces! ¡Otro orfanato te puede aceptar! Aquí...

— ¡ZOE CARTER ABRE LA PUERTA EN ESTE MISMO INSTANTE!

— Aquí nunca serás bienvenida. ¡No eres mi hermana!

Plan A: DevolviéndolaWhere stories live. Discover now