Bebé llorona

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Hoy no me tocaba trabajar ni tenía clases en el club, así que desde que salí de la Universidad estaba en la casa, había limpiado un par de cosas y adelantado la lectura de unos libros. Todo iba bien hasta que Tom sacó el tema nuevamente cuando estábamos jugando juntos en la oficina. 

Subí por las escaleras y me encerré en nuestra habitación. Tenía ganas de incluso meterme dentro del guardarropa y llorar en paz. Y eso hice.

Me sentía terrible. Me costaba respirar entre el llanto. La verdad es que lloraba como una reina del drama la vez que lo hacía. La manga de una de sus camisas estaba molestandome en la cara, la tironee para descolgarla y sentí el ruido de como se rajaba.

Ohhh.

Pegué mis rodillas a mi pecho con el pedazo de tela entre las manos. Odiaba pelear, bueno odiaba pelear con él, y que este fuera el motivo de el 80% de ellas. Lo último que quería era pelear y hacerlo sentir mal. 

Me limpie los mocos con el brazo y seguí llorando. Tampoco estaba lista para salir y volver a hablar. 

Sentí unos pasos y luego unas puertas golpear contra el marco. La luz dio contra mi cara y me hice más una  bolita.

- Qué haces aquí? - habló

- Cómo me encontraste? - hipeé

- Porque yo lo sé todo - rodó los ojos - No, bueno, te estas dele de sorbar la nariz y simplemente te escuche - dijo obvio y me extendió un brazo - Sal de ahí y hablemos -

Tome su mano y sali. Nos quedamos viendo un rato. También tenía sus ojos llorosos y eso me hizo llorar más, era tan hermoso, no lo merecía.

- Yo... lo siento tanto, rompí tu camisa - levante mi brazo mostrando la manga descosida. Sonrió de lado, la tomo de mi mano y la paso por mis mejillas  secandolas.

- Ya deja de llorar, todo esta bien -

- No me mires así, me harás llorar más - puse cara de perrito - Yo enserio lo siento, hablé enojada y sin pensar y - tomé aire - no es cierto lo que dije. Lamento no poder acompañarte a todo lo que tu quieres, la verdad es que me encantaría , en serio no sabes cuanto - se me volvieron a llenar los ojos de lagrimas - soy la peor - lloriqueé 

- Sos una bebé llorona - se me burlo. Asentí. Ni siquiera sabía porque estaba de buen humor y hablándome.

Tenía que ir a hacer unas dos semanas de prensa en Los Ángeles y me había pedido ir con él, tantas veces que me enojo y comencé a decir que él no me entendía, que yo tenía que quedarme aquí a estudiar y esforzarme por mi futura carrera, que no podía simplemente irme de viaje a pasear y faltar a clases teniendo en cuenta mi costosa beca que tanto me costó conseguir. Y otro par de cosas que hizo que termináramos discutiendo en la oficina.

- Perdón, perdóname - lo abracé fuerte. Era muy fácil saber cuando Tom estaba enojado porque no te miraba a la cara y ponía sus hombros en mala postura, o cuando no le gustaba una charla simplemente comenzaba a contradecir absolutamente todo con mala cara.

- Esta bien, ya paso -

- Oh lo haces parecer tan fácil, me porte mal, enojate y no me hables, me haces sentir culpa sino - 

- Prefiero hablar y discutir para arreglar las cosas antes que pasar la noche entera enojados -

- Esa es una canción de Camila Cabello? - fruncí mi ceño y subí mi cabeza para ver su cara. Desde cuando escuchaba su música?

-..... es una bonita, o no? -  asentí con una sonrisa burlona. Si, así de rápido cambiaba mi humor. Y bese sus labios. Puso sus manos en mi cintura y nos giro para hacernos caer en la cama.

- Podemos volver a discutir así tenemos sexo enojado? - habló entre besos. Me reí.

- Claro, que me dices de las toallas que dejas en todos lados y nunca llevas a su - sus labios bajaron a mi cuello haciendo que se me olviden las palabras. Aferre mis manos a sus brazos mientras seguía dejando besos húmedos en mi cuello. Santo hombre.

Subió mi remera hasta mis muñecas y como las enredó en modo de nudo. Oh esto era serio. Gemí al sentir su entrepierna contra la mía.

- Decías? - preguntó mirándome fijamente a los ojos. Se separó y se sacó su remera.

-...n-no nada ya-ya no impor-ta - tartamudeé. Sonrió victorioso.

- Disfrutemos la casa sola -sacó mis shorts de pijama.

Oh si, cuanto me encanta disfrutar la casa sola.

Holland HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora