Entre Dominantes

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Alguna vez mi amo me dijo que yo no tengo la culpa de gustarle a alguien, pero que si tengo la culpa de devolver la sumisión, de aceptar el coqueteo, de aceptar lo que se me ofrece, de profundizar de alguna manera el interés de esa otra persona, sin embargo, está ocasión no hice nada.

-¿Buscaba algo?
-Sin duda, a usted no.
-Estoy siendo cortés al preguntarle caballero, haga el favor de responder con cortesía.
-... Me interesa hablar con él joven que está detrás de usted.
-A él no le interesa hablar con usted.
-... Acaso él no tiene boca... yo le veo una boca muy linda.
-...Le repito que él no tiene ningún interés en hablar con usted. Haga el favor de retirarse.
-... Sabe algo... caballero. Mi interés es profundo, quiero hablar con él y lo haré.

Conozco a mi amo, aunque estuviera detrás de él, podía ver claramente sus manos hechas puños, dio un paso al frente y lo tomé del saco, salí de mi escondite y con el mayor valor que podía tener...

- No estoy interesado en hablar con usted, si nos disculpa, debemos irnos.

Entrelacé mi mano derecha con la mano izquierda de mi amo y caminé junto a él, intentando sacarlo del restaurante donde nos encontrábamos. Pasamos junto al hombre, aunque el miedo me envolvía, mi amo tiene porte y elegancia, es propio al hablar, su cuerpo es ejercitado y sin duda su mirada deja en claro lo que quiere hacer o decir.

En ningún momento dejó de mirar al otro sujeto, la lucha de testosterona irradiaba el lugar, voltee a ver a los comensales y se les veía nerviosos, los meseros buscaban entre si, la respuesta a lo que debían hacer, jale con un poco de fuerza a mi amo, pero no sé movió ni por un centímetro de su lugar.

Todo comenzó cuando estábamos comiendo, la plática era normal, reíamos y disfrutábamos de la comida, siempre acordamos en no hablar del trabajo, sino de nosotros, de los planes que tenemos, de lo que queremos hacer, tengo ganas de ir a la playa y disfrutar de él, un poco más en otro ambiente, mi amo quiere complacerme, platicamos del tipo de playa a la que queremos ir, de lo que podríamos comprar antes de salir, en ningún momento hablamos del tipo de sexo que podríamos tener, ese tipo de cosas siempre procuramos hablarlas en casa.

Así que no había por qué imaginar que si alguien escuchaba nuestra plática pudiese mal interpretarla.
Una bebida llegó a nuestra mesa, ambos la miramos, no era lo que estábamos tomando, sin embargo, era una bebida dulce con alcohol, la cual me gusta, pero ninguno de los dos la pidió.

-Disculpe mesero, pero no hemos ordenado más bebidas. -Dijo mi amo.
-La manda el señor de aquella mesa.

Ambos volteamos a ver al sujeto, que con descaro, levantó su bebida saludándonos. Mi amo inmediatamente golpeó la mesa molesto.

-Llévese la bebida por favor. No aceptamos nada de nadie. -Le dije al mesero apresuradamente.

Tomé nuestras cosas, portafolios, carpetas y pedí la cuenta, que sin duda pagaríamos en la caja y no en la mesa.

-Vámonos daddy.

Me levanté de la silla apresurado, mi amo no dejaba de ver al otro hombre y yo estaba sumamente nervioso, tanto que algunas carpetas se me resbalaban de los brazos, un mesero se me acercó ayudándome, tomó todo y lo llevo a la caja.

Mi amo se levantó pesadamente, se estaba controlando, pero yo lo conozco muy bien, esto iba a terminar muy mal. Le tomé de las mejillas para que me mirara y le repetí una vez más que nos fuéramos.

Cuando estábamos de pie, el sujeto se acercó a nosotros y fue cuando comenzó todo.

-No estoy interesado en hablar con usted, si nos disculpa, debemos irnos.

Caminé forzando a mi amo a que lo hiciera conmigo, seguimos nuestros pasos, pero mi error fue ponerme entre ellos, empujando ligeramente a mi amo para que caminara e ignorara al sujeto.

No se dejaban de ver, no dejaban de retarse entre ellos y fue entonces que la mano del sujeto agarró la mía, por lo que no pude seguir avanzando, mi amo vio claramente cómo el tipo se aferraba a mi, mi amo tomó la mano del sujeto y le dijo:

- No toques lo que es mío.

Un momento de silencio llenó el restaurante, mi corazón bombeaba desbocadamente, no era miedo, era la pura emoción de haber escuchado esas palabras de la boca del ser que más amo en el mundo. Por dentro gritaba de emoción, por fuera estaba que me vomitaba del miedo.

-¿Quién lo dice? -Le bramó el tipejo.
- Lo digo yo. -Dije alto y fuerte.

Me zafe del agarre de ambos y empuje con fuerza y firmeza a mi hombre de ahí. Pagamos la cuenta que por supuesto estaba lista y mi amo me abrió la puerta del restaurante, el mesero nos ofreció nuestras pertenencias y salimos del ahí.

Llegamos al auto, mi hombre me abrió la puerta, entré, recibí con ambas manos nuestras pertenencias, mi amo rodeó el auto con porte, seguridad y orgullo. Arrancó el coche y partimos de ahí.

A unas cuadras más adelante se estacionó, sin decir nada, las cosas ya las había soltado, sabía que la adrenalina los dos la teníamos a todo lo que daba, no sabía cómo iba a seguir reaccionando mi amo, así que me quedé quieto sin decir nada.

-¿Sabes lo orgulloso que estoy de ti?... ¿Sabes lo bien que me has hecho sentir hace unos minutos?
-... ¿Por qué? ¿Por decir que soy tuyo?...
- Si.
-... Sólo teníamos que dejárselo en claro... soy tuyo. ¿Lo sabes no es así?
-Lo sé mi ángel.
-... Podemos ir a casa para demostrártelo.

Mi amo río a carcajadas, me abrazó y me besó, como sólo el sabe hacerlo, nos dirigimos a casa, donde sé que la sesión que tendremos, ni en sus más locas fantasías el tipo podría imaginar.

Me emocioné en este fragmento jajaja

Bueno lunitas espero les haya gustado, deja voto y comentario si así lo deseas.

seguimos en la recta final!!! Que emoción!!!

94/100 

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