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Sentí mi respiración agitarse y nuevamente no sabía la razón, tragué saliva e inspiré profundamente.

— Hola, buenas tardes, perdón que lo moleste. Soy Akaashi, de la librería café, Jerónimo. - le informé -

— ¡Ah! Sos el mismo que me escribió el email ¿verdad? - preguntó y dejé salir todo el aire que no sabía que estaba reteniendo hasta ese momento.-

— Si, fui yo. 

— Ya veo. - fue todo lo que dijo y ambos nos quedamos en silencio.-

— Llamaba para recordarle sobre el libro. - comenté luego de tragar saliva.-

La persona del otro lado de la línea se escuchaba como alguien de mi edad, no mucho más grande que yo y me intrigaba saber quien era, al igual que la razón por la que no devuelve el maldito diccionario.

Escuché su risa del otro lado y un escalofrío me recorrió el cuerpo.

— Hey, Akaashi. 

— ¿Si? 

— ¿No te parece interesante la palabra Serendipia? - preguntó y fruncí el ceño-

— ¿Seren- qué? 

— Serendipia. -repitió- ¿Sabés qué es?

— Mmh.. no. -respondí-

— Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual. -me informó .-

¿Por qué me decía aquello?

— ¿Podrías... ponerlo en alguna oración o darme algún ejemplo? - preguntó y sonreí-

— Mmmh... un ejemplo de serendipia seria... - apoyé mi codo sobre la mesa y mi cabeza sobre mi mano, mirando hacia el frente buscando una respuesta- Según un científico bastante conocido

— ¿Quién? -pregunto interrumpiéndome-

— Alexander Fleming - alegue .- Como decía, Fleming estaba analizando un cultivo de baterías, cuando se le contaminó una placa de bacterias con un hongo. Tiempo después, descubrió que alrededor de ese hongo no crecían las bacterias e imaginó que ahí había algo que las mataba. Aunque él no fue capaz de aislarla, en ese suceso se descubrió la penicilina. 

— Wow. - susurró y sentí el calor en mi cara.-

— Perdón, perdón, perdón. -repetí unas cien veces mas.- 

— ¿Perdón por qué? 

— Creo que fue demasiado aburrido y me deje llevar. - dije con mucha vergüenza, pasé una mano por mi rostro y suspiré .-

— No, Akaashi. -respondió y escuche una leve risa.- Fue muy interesante, no sabía sobre como se descubrió la penicilina ni nada de eso. Es genial que sepas eso, aunque me sentiría muy decepcionado si en realidad lo estabas leyendo.  -dijo y me exalté .-

— ¡No! - comenté un poco alto logrando llamar la atención de algunas personas por lo que aclaré mi garganta y volví a hablar.- Perdón, yo no... no estaba leyendo, me gusta saber mas sobre otras cosas que no están relacionadas con lo que estudio porque me parece interesante. 

— Eso es genial. -respondió y sonreí.-

Siempre me gusto mucho averiguar sobre cosas que hayan pasado en años pasados porque me parece algo bueno saber màs, aunque no siempre tengo con quien compartir estos descubrimientos que hago. Cuando comienzo a contar sobre estas cosas que descubro, las personas se aburren o me interrumpen para cambiar de tema. Estando con Samu y sus amigos pasaba esto, se que tal vez no debe ser interesante para los demás aunque me gustaría que él, me escuche. 

— Akaashi. ¿Sabés qué es algo Macanudo?  - preguntó y fruncí el ceño seguido de una pequeña sonrisa-

— No, no lo se pero puedo apostar a que me lo vas a decir. 

— Si, lo voy a hacer. La palabra macanudo se utiliza para mencionar a aquello que resulta bueno o agradable. Esto puede usarse para calificar a una persona, a una situación o a un objeto. Akaashi, ¿Podés usar la palabra macanudo en alguna oración? 

— Mmmh... Me compre una chaqueta y es macanuda. - respondí y lo escuche reír.-

Era la primera vez que me sentía a gusto hablando con alguien a quien le interesaba y gustaba (o eso parecía) escucharme hablar y se mostraba motivado por descubrir nuevas cosas.

— Akaashi, ¿podrías atender un momento? Voy a salir a fumar. - me preguntó Konoha y luego de asentirle, salió afuera.- 

— Bueno, creo que es hora de despedirnos. Perdón por haberte robado tiempo e interrumpir en tu trabajo. - escuché del otro lado y suspiré .-

— Si, eso parece - comenté desanimado- igual no me interrumpiste ni nada, no suele haber mucha gente a esta hora así que no te preocupes.

En verdad quería seguir hablando.

— Bueno, que descanses. Espero llegues bien a tu casa cuando te vayas. 

— Descansa, vos también. -me despedí y seguido a eso escuche los pitidos que daban por finalizada la llamada.-

Volví a colocar el teléfono donde iba y suspiré nuevamente. 

¡Demonios el diccionario! Olvide hablarle sobre eso.



Biblioteca.  (bokuaka) Where stories live. Discover now