« 𝐏𝖺𝗋𝗍𝖾 𝟢𝟢𝟧.

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¿Qué te pasa...?

El mayor observó a la menor con confusión, sus miradas se mantenían en conflicto, él no parecía entender bien lo que sucedía o por lo menos no tenía claro lo que había hecho para ser echado de esa manera, por otro lado, Jong Hye no parecía estar interesada en explicarle porque lo estaba echando de su casa cuando libremente podía hacerlo. Pero la tensión entre ellos era pesada.

Vete a casa, Sung Hoon, mis padres podrían venir pronto y encontrarte tanto en casa no es nada bueno.

Mentira. Sus padres no regresaban hasta el jueves, por lo que estaría sola en casa por tres días, pero eso era algo que él no sabía y ella no planeaba contarle. Ambos se observaron por un rato más antes de que Jong Hye se alejará y saliera de la habitación para dirigirse a la cocina, tanto estrés acumulado le había dado hambre.

Sacó de la alacena una bolsa de maníes y abrió la envoltura tomando un puñado del contenido y llevándolo a su boca. El peliplatinado la siguió y observó su comportamiento como algo extraño en ella, aunque claro, no la conocía tanto como para predecir todo lo que hacía, así que no sabía porque estaba comiendo tan apresuradamente. El mayor se acercó al mesón y la miró con detenimiento, su rostro expresaba curiosidad y sin hacer mucho ruido se sentó en el taburete y la contempló por un rato.

Jong Hye estaba tan inmersa en su mundo que apenas y se daba cuenta de la presencia del mayor, estaba canalizando su energía porque en caso de que volviera a enojarse golpearía a la primera persona que se cruzará en su camino y ese podría ser él.

Te ves realmente tierna comiendo, aunque parezcas una ardilla guardando las nueces en su boca.

La pelinegra miró al mayor y tragó, dejó la bolsa de maní en el mesón y se giro para quedar frente a él.

Lamento haberte tratado así... Cuando me estreso trato mal a las personas...

No necesitas disculparte, aunque si me siento un poco mal... — el mayor coloca su cabeza sobre el mesón sin dejar de observarla. La pelinegra lo miró y frunció el ceño al ver que su expresión era algo extraña.

La respiración del mayor era algo agitada y las pupilas de sus ojos se expandieron haciéndolos de color negro por completo. La menor no lograba entender que le pasaba, así que dejo el vaso a un lado y se acercó a él colocando su mano derecha en la frente de este para medir la calentura de su cuerpo. Estaba... ¿Bien? ¿Cómo era posible que la fiebre hubiese bajado tan pronto...? A menos de que...

La pelinegra se alejó momentáneamente desequilibrada, incluso estaba indignada. Lo señaló con el dedo mientras apretaba su camiseta con el puño izquierdo.

¡Tú no estabas enfermo, ¿No?!

Lo estoy... Pero tenerte frente a mí es realmente difícil, Jong Hye.

Eres un cerdo, Park Sung Hoon.

La menor bajó la mano y retrocedió al verlo levantarse de la mesa mientras caminaba hacia ella algo desequilibrado. La menor lo observó con cuidado mientras miraba sus pies y sus brazos, se sostenía de algunas cosas para no caer, entonces quizás si estaba mal después de todo, aunque pensará en otras cosas en el momento menos adecuado. Se acercó a él y lo tomó de la cintura colocando uno de sus brazos alrededor de su cuello para que esté se apoye.

No sé que pensabas hace un momento, pero olvídalo y vamos a la cama. Te haré un té para la fiebre baje.

Jong Hye lo guío hasta su habitación donde lo dejó en la cama, este cayó en un sueño profundo mientras la menor salía de la habitación y se recargaba en la puerta suspirando con nerviosismo. ¿Cómo podía ser que se viera tan bien incluso enfermo? Pero aquella expresión en su rostro fue bastante excitante, ¿Qué debía hacer si él seguía haciendo eso?

'𝐂𝗎𝗋𝖺𝗆𝖾, 𝐀́𝗆𝖺𝗆𝖾'  ⓘ  𝗌𝗎𝗇𝗀𝗁𝗈𝗈𝗇.Where stories live. Discover now