v e i n t i u n o

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Se sentaron en la playa formando un círculo, Maia de pie junto a Finnick

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Se sentaron en la playa formando un círculo, Maia de pie junto a Finnick.

—Además de Brutus y Enobaria, ¿quiénes quedan? —preguntó Katniss.

—Quizá Chaff, con ellos son tres.

—Saben que somos más, dudo que ataquen de nuevo —dijo Finnick—. Estamos a salvo en la playa.

—¿Entonces qué hacemos? ¿Los buscamos y los matamos? —preguntó Johanna.

Se quedaron callados unos segundos, hasta que comenzaron a escucharse gritos provenientes de la jungla.

—¡Katniss, ayúdame!

La chica se puso de pie al instante.

—¡Prim! —gritó antes de adentrarse en la jungla.

Maia corrió detrás de ella, mientras escuchaba los gritos de la hermana de Katniss. Vio a la tributo dispararle a un pájaro y al instante cesaron los gritos.

—¡Katniss! —exclamó Maia acercándose a ella—. ¿Estás bien?

Maia se tensó. Annie.

—¡Annie! —gritó mientras corría por la jungla—. ¡Annie!

Katniss le cortó el paso.

—Maia, es sólo un charlatajo.

—¿Y de dónde sacaron sus voces? Los charlatajos imitan.

—Gale —susurró Katniss al escuchar los gritos de un hombre.

Los pájaros comenzaron a volar sobre ellas, sin dejar de gritar. Maia chilló mientras corría intentando alejarse de ellos. Terminó por chocar con un muro invisible, las lágrimas le corrían por las mejillas.

—¡Maia! —gritó Finnick detrás del muro—. No es real, sólo son mutos.

La castaña se cubrió las oídos mientras gritaba intentando no escuchar los gritos de los pájaros. Annie, Thomas, su madre, Max, Finnick, su padre, todos estaban ahí.

Los pájaros le golpeaban el cuerpo, sentía la desesperación inundándola mientras gritaba y golpeaba el muro intentando salir de ahí.

—¡Finnick! —gritó, mientras lloraba.

Los gritos tardaron un rato en cesar, mientras ella se encontraba hecha un ovillo, sin dejar de taparse los oídos. Las lágrimas le habían empapado el rostro y el cuello, además de que tenía la cara hinchada.

—Maia —dijo Finnick acercándose a ella—. Ya terminó, todo está bien.

La chica se incorporó desesperada.

—Thomas, Thomas estaba aquí —susurró.

Finnick negó con la cabeza, antes de abrazarla. Sintió las manos del rubio acariciándole el cabello, mientras ésta mantenía la cabeza gacha, intentado aferrarse a la poca cordura que le quedaba.

shadow || finnick odairWhere stories live. Discover now