♠️[15]Descontrol.♠️

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Ryan no quiso quedarse aquí y lo entendía así que no me opuse, yo por otro lado, todo me daba igual, tan solo me importaba, que nadie se enterara de que yo la maté. 

Él ya tenía un apartamento propio, lo había comprado hace unos días, así que no era necesario que se quedara, ni siquiera era necesario que me visitara, pero él siempre está cuando necesito ayuda. 

Decidí subir a la habitación de Diane y Logan sólo para verla una vez más.

Subí los escalones y abrí la puerta de la habitación, todo estaba completamente ordenado, sonreí y negué con la cabeza.

Me adentré en aquel cuarto con paredes de color champán, una gran cama matrimonial, un balcón con vista a la mitad de la propiedad.

Todo estaba completamente ordenado, y en cierto modo, se sentía tétrico, cómo si cada día ellos se levantaran e hicieran exactamente lo mismo, como una monotonía.

Salí de nuevo y cerré la puerta detrás de mí.

Todo se sentía en un silencio tan profundo, no podía escucharse nada, absolutamente nada. El silencio estaba tan presente en aquella casa tan inmensa que podía escucharse el aire traspasar cada rincón de la casa.

Salí de la casa y comencé a caminar hacia las afueras de la propiedad, no tenía ganas de estar aquí.

El camino a la ciudad no era mucho, así que llegué rápido y me coloqué la capucha. Aunque nadie estuvo presente y pedí que cerraran la boca, sabía perfectamente que en poco tiempo se sabría aquella noticia.

Y siendo sincero, no deseaba hablar ni con mi reflejo.

Ya era tarde, y tenía hambre así que entré a un restaurant y al sentarme en una de las mesas, a lo lejos logré ver a Alice.

Negué con la cabeza y me voltee, lo de no querer hablar con nadie, era enserio.

Examiné el menú hasta que me decidí que pedir. El mesero se acercó a mí y tomó mi orden, le di las gracias y se retiró.

Pocos minutos después regresó con mi pedido, comí en silencio, y terminé rápidamente, pagué la cuenta y salí de ahí.

Antes de cruzar la acera, alguien me llamó.

Maldición.

—¡Dylan! —Miré hacia el cielo pensando en mi puta mala suerte.

—¿De verdad necesitas que todo el mundo se entere de que estoy aquí? —Pregunté con tono molesto.

Me voltee y ella se paralizó, su sonrisa y su expresión alegre se borró completamente. Sabía que la había hecho sentir mal, pero aún así, no me importó.

No estoy de humor.

—Lo siento. —Se disculpó y se acercó, también cruzaría. —No sabía que estabas aquí.. Yo.. Yo te vi justo antes de salir y quise saludarte, tengo una hora de descanso y pensé que podríamos caminar por ahí y char.. —La interrumpí.

—Justo ahora no estoy de humor. —Miré hacia ambos lados de la carretera y crucé dando grandes zancadas.

Su expresión daba risa, y tal vez en otro momento me habría reído pero justo ahora mi mente estaba en otro lado.

Cuarenta y tres víctimas.

Cuarenta y tres personas a las que les he arrancado la vida sin permiso alguno.

Y dos de ellas.. Eran mis padres.
Eran unos imbéciles pero aún así, eran mis padres, no lo digo por afecto, lo digo porque no está bien. Eso que hice, no está nada bien.

Muertes Placenteras © [✔] (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora