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El ello, el yo y el superyó son instancias que forman la psique humana, de acuerdo con la teoría de la personalidad

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El ello, el yo y el superyó son instancias que forman la psique humana, de acuerdo con la teoría de la personalidad.

El ello es el componente innato de los individuos, las personas nacen con él. Consiste en las voluntades y deseos principalmente originados por el placer. Es la solidificación de nuestros instintos más primitivos y animales.


Diría que la primera vez que el ello me dominó, así como presencié cómo dominaba a otro ser humano, fue a la corta edad de catorce años. El día en que Kacchan me mordió por error.

Por esa razón, y por muchas otras, siempre desprecié el ello.

A partir del ello se desarrollan las otras partes que componen la personalidad humana: yo y superyó.

El yo surge a partir de la interacción del ser humano con su realidad. Es el mecanismo responsable por el equilibrio de la psique, buscando regular los impulsos del ello, al mismo tiempo que intenta satisfacerlos de modo menos inmediato y más realista. Gracias al yo la persona logra mantener la cordura de su personalidad.


A diferencia del ello, siempre admiré el yo.

Quizá en otro tipo de sociedad, o en una realidad paralela y perfecta, las personas actúan en base a su yo. Pero en el mundo en el que vivo, esa no es una tarea fácil.

No cuando existen dos géneros.

El primario, que determina si eres hombre o mujer; Y el secundario, que determina si eres alfa, beta u omega.

Los alfas nacen como líderes naturales y crecen para ser las élites de la sociedad. Los betas tienen pocas cualidades destacables, se cree que así fueron los humanos antes de que evolucionaran y surgiera el género secundario, y aunque pueden intuir quién es alfa y quién es omega, son incapaces de percibir aromas. Y, en el fondo de la sociedad, los omegas.

Yo siempre quise ser un beta.

A pesar de que todos aspiran a ser un alfa, a pesar de que los alfas son los que normalmente triunfan, y a pesar de que son los que reciben la admiración de los demás e incluso tienden a nacer con mejores quirks, yo quería ser beta porque el hombre más poderoso de Japón lo era.

All Might, a pesar de no ser alfa, era el héroe número 1. Yo amaba que fuera alguien increíble, capaz de salvar a todos con una sonrisa. Todos: alfas, betas y omegas, lo aclamaban y lo siguen haciendo. Siempre lo idolatraron por su gran fuerza. Una fuerza que ni siquiera alfas como Endeavor podían soñar con tan siquiera sobrepasar. Pero no era su fuerza lo que a mí particularmente me fascinaba.

Es cierto que todos los atributos de All Might siempre fueron espléndidos para mí. Pero yo anhelaba su yo.

En una sociedad como la nuestra, ser héroe es una profesión codiciada, pero conseguida por tan solo unos pocos. Y precisamente una de las dificultades que convierte a esa población súper-poderosa en una minoría, es el manejo del yo. Y All Might era la pura imagen de un humano que ha controlado su yo hasta ser eso: un simple humano. No era ningún animal incapaz de controlarse. Era el vivo ejemplo de alguien que vive para los demás, alguien que relega de sus más profundos instintos animales para dedicarse a ser humano. No por nada era el Símbolo de la paz.

El ❛ello❜ y el yo【Bakudeku/Katsudeku】Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu