Capítulo Ocho

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Un año y cuatro meses después...

Trisha no había podido conseguir ningún carrito de golf, y Slade ni Justice contestaban el teléfono. Así que ella misma trataba de caminar lo más rápido que podía con sus tacones por los caminos que había en La Reserva, para llegar al edificio donde se celebraba la reunión.

Se encontró con algunas Especies y por más que no quería llamar la atención, lo estaba haciendo. Sintió como una gota de sudor bajó por su sien derecha mientras veía el edificio principal. Trataba que la hoja no se arrugara, pero era imposible por el nerviosismo y la forma en que la tenía agarrada.

Sorprendiendo a dos Especies que estaban en el vestíbulo, fue directo a los ascensores, pero como estaban muy lentos, así que decidió hacerlo por las escaleras. Tratando se subirlas rápidamente llegó ante la puerta. Había dos agentes humanos del ejercito parados en la puerta. Ella los miró y trato de dirigirse a la puerta, pero los hombres la pararon.

―¡Suéltenme! ―Trató de pasar las puertas.

Casi de inmediato las puertas se abrieron, Slade salió y empujó a los dos hombres haciendo que uno se estrellara contra la pared, y el otro contra una mesa y un florero. Después envolvió a Trisha entre sus brazos.

―No vuelvan a tocar a mi compañera si quieren conservar sus extremidades. ―Les gruñó.

Justice junto con dos hombres de trajes y uno con el uniforme del ejército, estaban en la puerta.

―¡Ni la miren! ―gruñó de nuevo.

Los hombres se levantaban lentamente.

―Slade, mírame. ―Ella le puso una mano sobre la mejilla― Estoy bien, todo está bien. Estaba tan agitada que no medí mis actos; después de todo, es una reunión importante.

Él se suavizó al mirarla y escucharla.

Trisha miró a Justice―. Necesito hablar contigo y Slade... a solas.


~*~

Hyperion sólo tenía dos focos de concentración: el monitor delante de él y el macho humano con uniforme militar en la esquina de la habitación.

El primer encuentro de los dos no había sido el más amistosos ni el mejor, pero tenían algo en común: traer de vuelva, sana y salva a Anahí.

Agentes del FBI y un hombre del ejercito habían aparecido un día en las puertas del Homeland pidiendo hablar con Justice. El FBI, un mes antes, había llevado operaciones donde capturaron a algunos hombres confirmando sospechas que ya tenían: las recientes guerras en medio oriente estaban siendo financiadas por un importante senador, pero no tenían pruebas reales con él, excepto unos documentos, pero habían desaparecido. Después de tantos operativos supieron que una voluntaria de la ONU, que en ese entonces estaba ejerciendo el servicio en Irán, había robado las pruebas. Los insurgentes la habían estado buscando por órdenes del senador, pero no la habían encontrado, sólo la habían podido rastrear hasta La Reserva donde escapó de nuevo.

Las Especies también la habían buscado cuando desapareció el mismo día de los ataques. Pero después de unos meses, consideraron que no representaba un peligro para ellos y que los machos humanos habían sido capturados y no la tenían bajo su poder, abandonaron la búsqueda, pero Hyperion no había quedado tan satisfecho. Él había intentado fugarse de La Reserva cuatro veces para buscarla; sin embargo, fracasó todas las veces y eso lo hizo enfurecer contra su propia gente.

Se había recluido en su casa, no dejándose ver por nadie. Slade y Huffy habían sido los más cercanos a él. Lo visitaban por lo menos una vez a la semana, aunque él se mantenía en su habitación. Ahí se la pasaba con las cosas que había dejado Anahí y tomando el café que ella le había enseñado a hacer, como una forma de estar cerca de ella. Había estado tan furioso al principio que se peleó varias veces con algunos machos, hasta el punto de visitar el hospital dos veces, pero al final que había aislado en su casa. En muchas ocasiones se odio por dejar que una hembra humana se metiera en su corazón y considerarla su compañera; otras veces la odio por haberlo dejado, pero siempre terminaba perdonándola y extrañándola.

Hyperion. Nuevas Especies #3Where stories live. Discover now