Capítulo 28

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Estuve toda la tarde esperando a que sea de noche, necesitaba salir a bailar o tomar un poco de alcohol, quería despejar mi mente.
Después de una larga ducha comencé a buscar que ponerme, me decidí por unos pantalones cortos negro junto con una remera de tiritas de lentejuelas, una chaqueta para el frío y zapatillas, también opte por ponerme aros, y maquillarme un poco, dejaría mi cuello al descubierto.

Ya eran las once y media, dentro de unos minutos llegaría Gastón, yo iría con él y nos encontraríamos con los demás en el club nocturno, elegimos uno de los mas elegantes y populares, tuvimos que comprar entradas, por suerte me las pudieron cambiar para hoy.

El timbre de casa sonó, me miré por última vez en el espejo, tomé mi celular y caminé hacia las escaleras, mamá y papá hablaban animadamente con Gastón.

– Cuando quieras ven a cenar Gastón, todos los amigos de Mía son bienvenidos – dijo papá mientras extendía la mano del chico.

– Claro señor – sonrió un poco nervioso.

– ¿Vamos? – él asintió. Le di un beso en la mejilla a cada uno – Nos vemos.

– No vuelvas tarde, y te cuidas – soltó en tono preocupado mi papá. Asentí.

Salimos de casa y Gastón me miró descaradamente de la punta de los pies hasta detenerse en mis ojos.

– Lo lamento, es que antes no pude hacerlo porque estaban tus padres – dijo nervioso, solté una pequeña risa, yo también lo miré, llevaba unos jeans negros junto a una camisa color negra, se había quitado los lentes y habia dejado su pelo desordenado, parecía un modelo y no un chico que se preocupa por el algoritmo de su aplicación favorita.

– Lo lamento, es que no lo pude hacer antes – sonrió divertido y comenzamos a caminar.

La luna estaba intacta, no hacía demasiado frío, veía a varios adolescentes de mi edad salir de sus casas dirigiendose al centro de la ciudad donde se encuentran los clubes.

– Seguramente nos encontremos a Aylín – aseguro Gastón – Dijo que tenía muchas ganas de bailar asi que la invité.

– Estupendo, te iba a decir que la invitemos pero se me olvidó con tantas cosas en la cabeza – me reí por lo bajo.

Ibamos de la mano caminando tranquilamente, faltaban varios minutos para que abrieran las puertas de la discoteca, por suerte para nosotros no debíamos hacer la horrenda fila. Gastón cada cierta distancia me hacía girar, me divertía demasiado a su lado.

– Te ves demasiado hermosa esta noche – susurró en mi oído generando una gran corriente eléctrica por mi cuerpo.

Llegamos a nuestro destino 10 minutos después de las doce, seguramente los demas ya estaban adentro. Este club era distinto al que me había traído Adam la primera vez, una larga fila se extendía por la cuadra, nosotros pasamos por la zona vip, mostamos nuestras entradas al hombre de seguridad y éste nos dejó pasar.

– Disfruten la noche – sonrió.

– Gracias – dijimos al unisono.

Entramos y poco a poco la fuerte música se hizo mas clara, pasamos una gigantesca cortina blanca que se veía azul por las luces y nos asombramos al ver muchas personas dentro, busqué con la mirada a nuestro grupo hasta que finalmente di con ellos. Caminamos en su dirección, y mi mirada no pudo evitar clavarse en Salvador quien miraba hacia un costado ajeno a nuestra presencia, llevaba una camisa blanca con varios botones desabrochados y unos jeans negros, estaba recostado sobre la pared.

– ¡Hola! – exclamó Carla poniéndose de pié para saludarnos.

– Hola, él es..

– Gastón Webber, wow, tanto tiempo – interrumpió la rubia abrazando al chico – Cuanto haz cambiado...

El amigo de mi hermanoWhere stories live. Discover now