01- Canciones

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Quirkless! AU
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A Sero no le gustaba la música.
Raro, ¿verdad?

Tanto canciones como simples sonidos forman parte de nuestras vidas, y siempre acostumbramos a llevar con nosotros alguna melodía: tarareándola mientras fregamos los platos, cantando de camino al trabajo o la escuela, silbando mientras esperamos nuestro turno en el supermercado...

Incluso esa serie de golpecitos que damos en la mesa con el bolígrafo cuando pensamos qué respuesta poner en ese ejercicio que no entendemos.

Si se le da una vuelta, nuestras vidas serían muy diferentes si no hubiera música.
Y exactamente así era la de Hanta Sero.

Tampoco es como si no hubiera escuchado alguna canción, claro que lo había hecho. Pero si podía elegir, prefería no hacerlo.

Sero era un chico callado, tranquilo. No le molestaba la gente ruidosa, aunque tampoco le agradaba demasiado.
Él iba más por la calma, y la música nunca le transmitía esa tranquilidad que un buen rato en silencio sí podía darle. Por ello se quedaba con lo segundo.

Lo primero simplemente no le interesaba.

Además, la música llamaba bastante la atención —ya había visto él a alguna que otra persona cargando un gran altavoz y cantando junto a un grupo de gente algo sobre una chica a la que le gustaba la gasolina—, y él no quería eso.

Aunque ya se llevaba todas las miradas cuando revelaba que la música, o lo que tuviera que ver con ella, no era lo suyo.

—¿Y qué tipo de música te gusta, Sero-kun? — El pelinegro salió de sus pensamientos gracias a la compañera frente a él, con la que llevaba un rato conversando. Aquí viene, pensó él.

—Ah, yo es que no escucho música, lo siento. —respondió sincero. —Tampoco es que sepa mucho del tema.

—¿En serio? Yo podría recomendarte unas cuantas canciones, para ver si son de tu estilo y eso. —insistió ella con sorpresa.

—No, no, no hace falta, de verdad. Es que no me gusta.

El profesor llegó a la clase poco tiempo después, y la chica volvió a su asiento, dejando a Sero solo en el suyo.

• • • • • •

La campana que anunciaba los veinte minutos de descanso sonó con fuerza, dando a los estudiantes el permiso inmediato de empezar a guardar sus cosas y salir del aula.

Sero se permitió perderse en sus pensamientos de nuevo. Se sentía cansado, el primer día en un nuevo instituto siempre era agotador.

Miró a su alrededor y se percató de la ausencia de todos sus compañeros, solo el maestro estaba presente y concentrado en el ordenador, sin prestarle mucha atención a lo demás.

Hanta se levantó —había recogido sus pertenencias antes— y salió de la clase en silencio.

Cada paso que daba hacía un eco agradable para sus oídos. Los pasillos estaban vacíos, y a través de alguna que otra ventana abierta podía escuchar el jaleo que había fuera, demasiado para distinguir quién hablaba y quién gritaba a quién.

Hasta que en su oír se filtró el sonido inconfundible de un instrumento siendo tocado —no sabía cual era—.
Y escuchar aquello era tan relajante, que no pudo evitar el deseo repentino de querer saber de dónde venía.

Serokami Week 2020 Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin