02- Series

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Antes de leer el one-shot, cabe aclarar que:

— Los acontecimientos de la serie que se nombra no son verdaderos, sino ficticios.

Ahora sí, disfruten.


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Sero había esperado por ese día mucho, mucho tiempo.

Mina y unos cuantos más habían salido, siendo que él se quedó por asuntos personales —flojera, en nuestro idioma—.

De Todoroki sabía que había ido al hospital, y que Midoriya y Yaoyorozu le acompañaron.

Kirishima arrastró —literalmente— a Bakugo y a Sato —nadie sabía qué hacía el castaño con esos dos, pero ojalá salga vivo de ahí— a que fueran con él al centro comercial; el pelirrojo necesitaba unos guantes o no sé qué.

Jiro, Denki y Tokoyami fueron a casa de la primera para practicar con los instrumentos —iba a ir Bakugo también pero ya saben, Kirishima—.

Y Mineta simplemente había desaparecido, pero eso a nadie le interesa.

La sala común estaba sola.
Y nunca, de verdad, nunca, la había visto tan tranquila, daba hasta miedo. 

Pero nah, a él no le importaba que el silencio del salón fuera más terrorífico que entrar en el cuarto de cierto rubio explosivo mientras duerme y que este te pille —larga noche aquella—.
Lo que a él le importaba era que por fin, después de tanto tiempo entre exámenes, prácticas, entrenamientos y que nadie soltaba el bendito mando a distancia —ejem Mina—, por fin estaba solo.

Y eso solo podía significar una cosa, una noticia magnífica.
Podría ver su serie favorita todo el tiempo que quisiera hasta que al menos llegara la mayoría de su clase.

Y eso le daba una sensación de aire fresco, porque hacía meses que no tenía tiempo ni de mirar la página oficial de la serie, a lo mejor estaría incluso terminada, quién sabe.
Pero daba igual, haría maratón entonces, se lo merecía.

Una brisa suave cruzó una de las ventanas y acarició la cara de Sero con total delicadeza.

Un segundo.
Dos.
Tres.

—¡LOS SIMPSOOOONS!

Mierda.
Sabía de quién era ese grito.
Esa voz que venía bajando las escaleras tarareando a chillidos la intro —y porque letra no había, que si no la cantaba también— de esa serie en la que los protagonistas eran cierta familia de piel amarilla.

Y es que Kaminari Denki era el único ser en la faz de la tierra que seguía Los Simpsons como si diera igual que a las diez de la noche fuera el toque de queda.

Hanta sintió un escalofrío.
También la misma brisa de antes consolándole por lo que estaba por venir y yéndose después, abandonando al pobre azabache.
Luego a Kaminari estampándose de cabeza contra el sofá después de dar una voltereta quién sabe cómo.

—¡El nuevo capítulo de los Simpsons, sí señor! —exclamó alegre mientras se sentaba mejor para no romper su espalda de la caída estúpida que acababa de hacer.

—¿Tú no habías ido con Jiro y Tokoyami a practicar? —preguntó el pelinegro.

—Sí, pero tuve unos asuntos personales y decidí quedarme para atenderlos por mi cuenta. —respondió el otro con seguridad, a lo que Sero le miró sospechoso. —Vale, me dio mucha pereza. Además, están a punto de poner un capítulo nuevo de Los Simpsons y no podía perdérmelo por nada del mundo. ¿Y tú? ¿Qué hacías aquí tan solo?

Serokami Week 2020 Where stories live. Discover now