03- Acompañante

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Quirkless! AU
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Kaminari estaba súper feliz por sus amigos.
Y es que desde secundaria, junto a todos sus compañeros, había visto la relación de Bakugo y Kirishima crecer como si fuera una película muy, muy larga que aún así, todavía no tenía final.

Ser de las primeras personas en enterarse de la boda de esos dos llenaba de orgullo y alegría a Denki.
Y de verdad que adoraba ser el "ayudante-bro" —como lo llamaba Kirishima— del pelirrojo.

Pero en serio.
¿De verdad tenía que ir con pareja obligatoriamente?

Definitivamente Bakugo se había quedado sin su regalo de bodas —Kiri no, él solo seguía órdenes, era muy jóven para morir por negarle algo a ese hombre sin compasión por su soltería—.

Había tratado varias veces de hacerle entender a Bakugo que no por no tener pareja iba a perderse la boda de su bro más preciado.

Pero nada.

"Mira, pedazo de mierda, o vienes con pareja, o nos esperas en la siguiente calle porque ni la entrada de la iglesia pisas sin otro extra, tú decides", le repetía Bakugo cada que sacaba el tema.

—¡Pero es que entonces, ¿con quién mierda voy?! — Denki se tiraba de los pelos rozando la desesperación, pues llevaba días pensando en el tema y ello no lo dejaba ni dormir. —¡Claro, para Bakugo es muy fácil, como él se casa y ya tiene pareja!

Quedaban pocos días para la ceremonia, y aún no tenía a ninguna persona en mente.
El pobre estaba empezando a estresarse.

—'Dita sea, no sé qué hacer. —dijo dejando en paz su cabello. —Vamos, Denki, piensa en alguien; a ver, de la clase creo que nadie...

Fue entonces que cierta cara se le vino a la cabeza.
Cabello negro corto, llegando a la nuca.
Ojos oscuros, pero con un brillito muy bonito.
Sonrisa geométrica, un triángulo perfecto de dientes rectangulares.

Exacto.
Su crush de toda la vida desde el instituto, Hanta Sero.

Obviamente lo habrían invitado a la ceremonia, pues al igual que él, fue un amigo muy cercano a Kirishima y a Bakugo.

Lo que no sabía es si se presentaría, claro.

Cuando se graduaron, el azabache tuvo que irse de la ciudad para trabajar, y la distancia los incomunicó un poco a ambos —aunque en realidad aquello le ocurrió con todo el mundo, era lo que pasaba con las relaciones a distancia—.

Pero, ¡hey, seguían siendo bros!
Y Kaminari apreciaba mucho a Sero, no sólo de forma amorosa —porque sí, seguía muy pillado por Hanta, las cosas como
son—.

Pero, ¿y si ya tiene acompañante, pareja o algo?, se preguntaba el rubio con el teléfono en mano. 
La primera persona que se le ocurrió entonces fue Mina; recordaba que Hanta tenía mucha complicidad con ella, quizá era la chica quien lo acompañaría.

—Bueno, por probar... — Marcó el número del azabache y posó el teléfono en su oreja.

Como Sero se hubiera cambiado el número, ya se podía despedir de ir a la boda.

—¿Sí?

—Ah, hola, ¿Sero? —preguntó con algo de timidez.

—¡¿Kaminari!? ¡Tío, cuánto tiempo! ¿Cómo estás?

Suspiró aliviado antes de hablar: —¡Sero, bro! Todo guay por aquí, ¿y tú?

—Buff, ocupadísimo. Oye, perdona que no os haya llamado mucho a ti y a los demás este tiempo, el trabajo me tiene muy molido.

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