Adivina quien.

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Salí en cuanto pude del radar de Benet y me dirigí a casa, organicé todo como pude, al día siguiente fui a abrir una cuenta de banco.

Pasaron los días y luego las semanas, empezó el caluroso mes de junio, no tenía ninguna pista y solo el "estoy en eso", de Chiara. En las semanas pasadas salí unas cuantas veces con Benet, él supo quién se metió a mi casa, lo dedujimos entre ambos, pero pruebas... es lo que falta, seguimos trabajando en eso, y también en ponerle una trampa. Lo único que me molesta es que yo he sido abierto con él y el no me cuenta nada de sus investigaciones por ser "información confidencial.

Justo ahora me encuentro en un tren, rumbo a donde está Layla, tengo varias semanas que no la veo y la verdad ya me hace falta.

En cuanto entré al bar ella corrió a mis brazos, más tarde me di cuenta que Charles estaba ahí, al parecer estaba charlando con ella.

- Cómo estás amor? - pregunté y luego la besé para que Charles mirara.

- Te extrañé. - ella dijo mientras llenaba mi cara de cortos besos.

- Qué hace este aquí? - preguntó Charles mientras se acercaba.

- Estoy visitando a mi novia. - le dije.

- Quiero que te vayas de aquí, ahora! - me gritó.

- Él no se irá, este negocio también es mío. - ella gritó.

- Tú te encargas de atender, vuelve detrás del mostrador. - él le dijo.

- Layla, quiero que vengas aquí ahora! - gritó su padre al salir de la oficina que está detrás.

- Ahora vuelvo Anshton, no te vayas, sólo será un minuto, no escuches a Charles, este lugar es mío. - ella dijo.

- Tienes que ir ahora? - le pregunté.

- Anshton, Charles no te comerá, en cuanto salga nos vamos a otro lugar, tengo algo lindo que mostrarte. - dijo al darme un beso y luego marcharse.

En cuanto entró por esa puerta, su padre la cerró y Charles aprovechó que me distrajera para darme un puñetazo en la cara. Reaccioné rápido, pero había roto mi nariz, así que yo también lo golpee.

Comenzó un enfrentamiento entre los dos y el padre de Layla no la dejaba salir, ella estaba gritando ahí dentro mientras Charles y yo nos desgraciábamos, los clientes del bar comenzaron a salir corriendo mientras Charles y yo nos pegábamos con todos los muebles del lugar.

- Eres un mal nacido. - gritó al pegarme una patada.

- Gracias. - lo agarré por la camisa y choqué su cara contra la barra.

Había partido su nariz, igual que él la mía, pero luego tomó una botella y la estalló en mi cabeza, me alejé de prisa y el se abalanzó hacia mí, me pegó a la pared y golpeaba mi estómago hasta que finalmente lo bloquee, empecé a darle puñetazos y lo tiré al suelo a golpearlo. Las personas gritaban que lo suelte o iba a matarlo, desde adentro también Layla me gritaba. Yo no podía contenerme, este tipo me estaba jodiendo la existencia desde el día en que desgraciadamente lo conocí, estábamos golpeándonos como dos malditos, rompiendo todo a nuestro alrededor y viendo quién le rompía encima más cosas a quien. Su cara estaba cubierta de sangre al igual que la mía, los puños me dolían de tanto golpearlo, le había tirado un diente, él me dio un puñetazo que logró sacarme de órbita, no puedo negar que el bastardo sabe pelear, fui corriendo hacia él y nuevamente lo derribé, justo cuando empezaba a divertirme con él, llegó la policía y me quitaron a la fuerza de encima suyo. Su cara estaba irreconocible de tanta sangre, mi nariz seguía sangrando también. Nos arrestaron a ambos y nos llevaron hasta la estación de policías.

Los libros de Helmut Pfeiffer.Where stories live. Discover now