El Bosque De Los Demonios (1)

Capítulo 5

A poco más de dos años de su llegada, Vesta ya se había acostumbrado a su nuevo estilo de vida. Borja enviaba sombras para que cazaran liebres o aves, o simplemente dejaba que fuera a una parte del bosque en donde crecían frutas. Después de siglos, alguien al fin los aprovechaba.

- ¡Ya me voy! - exclamó Vesta hacia el fondo de la cueva.

- Adiós... - respondió Borja. - No vayas a lo profundo.

- ¡No lo haré! - salió de la cueva y se montó en el lobo de ojos blancos que Borja había separado de su cuerpo para ella.

En el tiempo que llevaban juntos, Borja nunca dejó que Vesta lo acompañara en sus recorridos. A pesar de saber lo que él hacía con los humanos que se encontraba en el camino, no quería que ella lo viera. En su lugar, prefería que jugara por el bosque en compañía de Lanch y Lonch, y unos otros demonios inofensivos que conoció con el tiempo.

— ¿Por qué hay personas que continúan entrando en el bosque si saben que quien entra nunca sale? — preguntó Vesta.

— Los humanos son muy estúpidos — contestó Lanch.

— A diferencia de otras criaturas, ellos no se toman muy enserio el hecho de que sus cuerpos y sus almas son frágiles y débiles... — dijo Lonch. — Además de que son muy influenciables...

- De los humanos se puede esperar cualquier cosa... - dijo Lanch - Pero no hay duda de que su estupidez es insuperable...

- Lo más interesante que son capaces de hacer, es a nosotros. - continuó Lonch - Pero ni siquiera saben como deshacerse de lo que crean. Solo pueden hacer contenedores. Así nació el legendario... "Bosque de los demonios".

Con el tiempo, Vesta conoció a un trío de demonios que llevaban menos tiempo en el bosque que Lanch y Lonch. Bel, Gob y Ob. Los conoció mientras estos la acechaban en uno de sus recorridos diarios. Esa fue la primera vez que vio una pelea entre demonios; y la primera y única vez que vio a Borja demostrar preocupación por su bienestar.

- Ahora que lo pienso, nunca te hemos llevado a los límites - dijo Lonch.

- ¿Quieres ver qué pasa si intentamos cruzar? - preguntó Gob con entusiasmo.

- Borja dice que no debo acercarme a los límites. Que un humano podría verme...

- ¿Y eso qué? A nosotros nos ven todo el tiempo y casi nunca logran huir de nosotros así que... - dijo Lonch.

- Anda, será una buena forma de divertirse. Al menos por hoy... - insistió Gob. Vesta acabó por aceptar.

Todos se dirigieron hasta las partes más desprovistas de árboles, en donde el exterior era visible.

- Ten cuidado - dijo Lanch - esta cosa te toma por sorpresa si no sabes bien en dónde está.

- Solo mira - dijo Lonch.

Lonch apoyó su mano con toda confianza entre dos árboles. En lugar de pasar de largo, este pareció chocar con un muro de electricidad que convirtió parte de su cuerpo en una sombra. Vesta se sorprendió mucho.

- ¿Lo ves? - dijo Lonch - No nos hace daño. Solo nos vuelve a nuestra forma original, temporalmente.

- Sí te das cuenta, cada árbol que rodea el bosque, forma parte del muro que nos separa del mundo humano. - le mostró Bel.

- Cualquier cosa entra - dijo Gob - pero solo los demonios quedamos adentro...

Los demonios intercambiaron miradas entre ellos, y luego miraron a Vesta ¿Cómo no se les había ocurrido antes?

- Oye Vesta... - dijo Ob - toca el muro...

- ¿Qué?

- Anda, tócalo - insistió - después de todo, ni siquiera eres un demonio como nosotros... - los demás la miraron.

- ¿Cómo es que no se nos ocurrió eso antes? - dijo Lonch.

Vesta observó hacia la nada por un momento ¿Qué iba a pasar con ella si tocaba ese muro invisible? Su corazón se aceleró un poco cuando se decidió a hacerlo. El lobo junto a ella la observó en completo silencio, ya que Borja se interesó en saber qué pasaría. Tan ocupado en sus propios pensamientos, que había ignorado por completo ese hecho, a pesar de decirle a diario que no se acercara a ese lugar.