Capítulo 9. Cambios

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𝖳𝖶𝖣
𝖫𝖺 𝖭𝗂𝗇̃𝖺 𝖰𝗎𝖾 𝖤𝗇𝖿𝗋𝖾𝗇𝗍𝗈́ 𝖠𝗅 𝖠𝗉𝗈𝖼𝖺𝗅𝗂𝗉𝗌𝗂𝗌
𝖯𝗋𝗂𝗆𝖾𝗋 𝖯𝖺𝗋𝗍𝖾.
𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 9.𝖢𝖺𝗆𝖻𝗂𝗈𝗌.

𝖢𝖺𝗆𝖻𝗂𝗈𝗌

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Cambios

Era día de acción de gracias.
Jane recibió un pantalón de color rosado como obsequio de sus abuelos. A Sophia le regalaron una remera azul con dibujos de piratas.
—¡Gracias abuelos! ¡Este pantalón es hermoso!
—¡Eureka! ¡Porque acabo de encontrar mi remera favorita!
Luego de abrir los regalos, las niñas tomaron asiento junto a su familia para empezar con la cena. Ninguno se imaginó que sería la última festividad que pasarían juntos.
Jane miró a su hermana por última vez. Luego, la imagen se tornó oscura.
Abrió los ojos.
Se encontraba en una habitación desconocida. Su cuerpo descansaba sobre una cómoda cama de dos plazas.
Después de pasar días durmiendo encima de los árboles, se sentía como una bendición.
La luz natural entraba por la ventana media abierta. No soplaba ni una pizca de viento. No sabía si transpiraba por el intenso calor o por los nervios. Es probable que ambos.
Jane ni siquiera comprendía cómo llegó hasta ahí. Se sentía más perdida en esas cuatro paredes que en el bosque.
—Tranquila, cariño —escuchó la voz de su madre—. Tranquila —estaba al lado suyo sentada en una silla.
—¿Mamá?
—Sí. Soy yo —sus ojeras eran lo que más resaltaban de su rostro—. Estoy aquí.
Una joven de cabellos castaños  ingresó al cuarto. Sostenía un botiquín en sus manos—. Debemos coser la herida.
—¿Es muy grave? —preguntó Carol con preocupación.
—No. Pero si sigue así se infectará.
—De acuerdo —tomó la mano de Jane—. Cielo, es por tu bien. Y yo voy a estar contigo, ¿te parece?
—¿Qué pasó? ¿En dónde estamos?
—En la granja de unas buenas personas. Maggie te ayudará a curar tu herida —señaló a la joven, quien sonreía observando a Jane—. Te desmayaste cuando tu solita viniste...
No era necesario que continuara.
—Así que, ¿todo fue real? —susurró mientras se formaba un nudo en su garganta—. El disparo, Sophia...
Carol asintió mientras le acomodaba los mechones despeinados—. ¿Quieres un momento para pensar?
—Si, por favor.
Necesitaba un poco de tiempo para asimilar el reciente pasado. Había permanecido profundamente dormida desde la mañana anterior, tras regresar con su gente.
Una vez que se sintió interiorizada con el presente, Maggie regresó y se encargó de coser la herida. Por lo visto no era la primera vez que lo hacía, ya que terminó rápidamente y lo hizo de forma prolija.
—Fue una muy buena elección detener el sangrado —felicitó a Jane al terminar con la sutura.
—Esto no es nada —soltó sin ánimo.
—Gracias. De verdad.
—No fue nada, Carol.
Una figura se asomó por la puerta media abierta. Era Daryl.
—Ya terminamos. Jane se portó excelente —la felicitó Maggie. No obstante, hacer sonreír a la niña era una misión complicada.
—¿Puedo pasar?
—Claro.
Daryl saludó con una inclinación de cabeza.
Jane esquivó su mirada de inmediato. Es decir, ¡se trataba del mismísimo Lobo Solitario!
—¿Dónde está mi cachorro? —preguntó a su madre.
—Lo vi jugando afuera —respondió Daryl mientras apoyaba su ballesta contra la pared.
—Mamá, ¿puedo salir?
—Necesitas descansar. Quédate aquí.
—Pero quiero salir.
—Jane, no empieces.
—Pero yo... yo... ¡Quiero estar SOLA!
Su repentina revelación asustó a todos los que estaban en el cuarto. Especialmente a su madre.
En un incómodo silencio, Daryl le ofreció su brazo para ayudarla a ponerse de pie.

The Walking Dead: L𝖺 N𝗂ñ𝖺 Q𝗎𝖾 E𝗇𝖿𝗋𝖾𝗇𝗍ó A𝗅 A𝗉𝗈𝖼𝖺𝗅𝗂𝗉𝗌𝗂𝗌Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora