Capítulo 17. Secuestro

2.3K 205 19
                                    

𝖳𝗁𝖾 𝖶𝖺𝗅𝗄𝗂𝗇𝗀 𝖣𝖾𝖺𝖽
𝖫𝖺 𝖭𝗂𝗇̃𝖺 𝖰𝗎𝖾 𝖤𝗇𝖿𝗋𝖾𝗇𝗍𝗈́ 𝖠𝗅 𝖠𝗉𝗈𝖼𝖺𝗅𝗂𝗉𝗌𝗂𝗌
𝖯𝗋𝗂𝗆𝖾𝗋 𝖯𝖺𝗋𝗍𝖾.
𝖳𝖾𝗆𝗉𝗈𝗋𝖺𝖽𝖺 3.
𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 17.𝖲𝖾𝖼𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝗈.

𝖲𝖾𝖼𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝗈

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Secuestro

Jane bajó desde el interior del vehículo derrochando demasiada emoción—. ¡Hola, solcito!
Maggie salió de manera más calmada—. Es un día hermoso —cubría su vista debido al radiante sol.
Por lo visto, Glenn estaba en lo cierto. Pasar unas horas fuera de la prisión sería una buena idea para que Jane se olvidara de los malos momentos, al menos por un rato.
En el fondo mantenía la esperanza de que, cuando volviera, su madre la estaría esperando.
—Todo despejado —anunció Glenn a las chicas.
Había terminado de revisar el estacionamiento frente al mercado en el que iban a entrar.
—Entonces hagámoslo —habló Maggie.
Glenn abrió la puerta cortando con unas pinzas la cadena que impedía el paso. Desde el interior salieron volando una bandada de cuervos alborotados.
Los tres se agacharon justo a tiempo y se mantuvieron en la misma posición hasta que las aves dejaron de volar sobre sus cabezas.
El muchacho se levantó primero. Al mismo tiempo, un cuervo que quedó más atrás pasó volando encima suyo.
—¡Demonios! —se escandalizó dando un brinco.
Maggie y Jane estallaron a carcajadas.
—Oye Glenn, toma ese patito de hule —señaló Maggie hacia la vidriera.
—¿Qué?
—Toma el patito de juguete.
—¿En serio?
—Una niña que vivirá dentro de una prisión necesita de juguetes.
—Es cierto —opinó Jane.
Glenn y Jane se pasaron el resto de la hora buscando suministros dentro del mercado mientras Maggie vigilaba en el exterior.
Minutos después, ambos salieron al estacionamiento con muchos productos en cada una de las canastas.
—Encontramos un tesoro de leche maternizada —le comentaba Glenn a su novia.
—Gracias a Dios.
—Y habas, baterías, salchichas, muchas mostazas... —Jane enseñaba su canasto con una enorme sonrisa.
—La prisión está cerca. Tal vez lleguemos para la merienda —comentaba Glenn mientras acomodaban en el baúl los canastos.
—Me gusta el silencio que hay aquí —admitió Maggie—. No es algo que tengamos seguido en casa...
Una extraña voz masculina la interrumpió—. ¿Y en dónde queda eso que llamas "casa"?
El trío volteó para encontrarse con la inesperada sorpresa de quien les apuntaba con un arma de fuego. Tanto Jane como Glenn quedaron boquiabiertos al verlo. El grupo lo daba por muerto.
Se trataba de Merle Dixon, el hermano mayor de Daryl. El mismo hombre que Rick dejó esposado en la terraza de un edificio.
Maggie, Glenn y Jane también le apuntaron con sus respectivas armas.
Merle soltó una risa desagradable.
—¿Tú... —empezó Glenn. Pero seguía demasiado atónito como para terminar con la oración.
Maggie lo miró extrañada—. ¿Lo conoces?
Merle seguía riéndose de ellos mientras bajaba su pistola lentamente.
—¡Retrocede! —le gritó ella.
—Tranquila, bonita.
—Sobreviviste... —susurró Glenn.
—Dime si mi hermano está vivo.
—Lo está —le afirmó el chico acomodándose su gorra.
—Si me llevas con él, olvido todo lo que pasó en Atlanta. Sin rencores.
La más pequeña no le quitaba la mirada al cuchillo que llevaba puesto de accesorio en el muñón como prótesis de su mano amputada.
—¿Te gusta? —se lo enseñó de todos los ángulos posibles—. Encontré un depósito con medicamentos después de que me dejaran tirado ahí arriba. Como verán, yo solito pude escapar. Eso sí —miró a Jane—. Tus mayores me obligaron a cortarme la mano. Y yo mismo me puse esto... Quedó divinísimo, ¿no lo crees?
Jane no contestó.
—Le diremos a Daryl que estás aquí para que venga a verte —habló Glenn con un tono amigable. Probablemente quería salir disparando de ahí.
—Es un milagro habernos reencontrado después de tanto —Merle parecía estar divirtiéndose—. Pueden confiar en mí.
—Tú puedes confiar en nosotros —insistió Glenn—. Quédate y él vendrá.
Merle se quedó estático durante unos segundos, observando una mosca.
En un abrir y cerrar de ojos, volvió a alzar la pistola y empezó a disparar al aire. Si algo tenían en común los hermanos Dixon es que ambos eran igual de impredecibles.
Jane y Glenn saltaron hacia el lado izquierdo del auto para llegar a cubrirse.
—¿Estás bien? —le preguntó el joven ni bien dejaron de oír disparos.
—Eso creo.
Ambos se pusieron de pie y buscaron a Maggie en el lado contrario.
Ella se encontraba atrapada bajo el brazo de Merle. El hombre le apuntaba directo a la cabeza.
—¡Suéltala! —le espetó Glenn.
—Primero suelten sus armas. ¡Ya!
Glenn y Jane hicieron caso.
—Eso es... Ahora haremos un paseo.
—No iremos a nuestro campamento —se opuso Glenn al instante.
—Obvio que no. Iremos a otro lado —sacudió a Maggie con brusquedad—. ¡Suban al auto y conduce Glenn!
El chico no tuvo más alternativa que ceder a sus pedidos. Ese hombre era capaz de todo, incluso de disparar a Maggie.
A lo lejos se escondía una mujer que presenció toda la escena.

The Walking Dead: L𝖺 N𝗂ñ𝖺 Q𝗎𝖾 E𝗇𝖿𝗋𝖾𝗇𝗍ó A𝗅 A𝗉𝗈𝖼𝖺𝗅𝗂𝗉𝗌𝗂𝗌Where stories live. Discover now