El mañana empieza hoy. Pt1

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(4/?)

Una ciudad, cambia de aspecto según el estado de ánimo de quien la mira. Hay veces en que dices que una ciudad no te ha gustado nada porque algo malo te ha ocurrido allí, y otras en las que la ciudad en sí no tiene nada destacable, pero ha sido un viaje tan ameno, que no te importaría volver a visitarla. Eso me ocurre a mí esta noche. Hace un rato, cuando estaba riéndome con YoonGi y estábamos subidos en el piano y nos lo estábamos pasando tan bien, pensaba que Tailandia me encantaba, que era un sitio maravilloso donde incluso no me importaría vivir. Ahora me siento tan mal conmigo mismo por lo que le dicho y hecho a YoonGi, que me gustaría poder cerrar los ojos y aparecer en mi casa.

Estamos sentados en un taxi rumbo al hotel y no nos miramos. Cada uno en una punta del asiento junto a una puerta, haciendo como que vemos el paisaje, cuando en realidad ambos estamos dándole vueltas al mismo tema. No tenía que haber pasado. Es cierto que un beso sólo es un beso y que no tiene más importancia que la que quieras darle. El problema es cuando para uno de los dos sí que la tiene y para el otro no. Entiendo perfectamente que me haya besado para quitarse de encima a esos pesados. Yo mismo lo he hecho con algunos de mis amigos en alguna ocasión cuando me he visto en la misma situación, el problema es que yo no sé si estoy desarrollando un sentimiento especial por YoonGi, o si es admiración, o si simplemente es cariño por la cantidad de horas que pasamos juntos desde que lo he conocido. El caso es que estoy hecho un lío.

En el cristal de mi ventanilla puedo ver cómo me mira su reflejo, probablemente esperando una explicación. Cuando lleguemos al hotel le pediré disculpas y le diré que todo ha sido culpa del alcohol. De todas formas, es cierto, a mí beber me pone un poco tonto.

Una chica se cruza en medio de la calle y el taxista tiene que frenar en seco. La chica cae sobre el capó, pero más por el susto que por el golpe y al levantarse y mirar hacia nosotros, me doy cuenta de que está llorando. Nos cruzamos una mirada y por un segundo me siento identificado con ella y creo que hasta puedo entenderla porque incluso yo podría ser ella, sin tener siquiera forma alguna de volver a casa

El conductor le dedica unos bonitos improperios en no sé qué idioma, pero a mí a esas horas de la madrugada, mosqueado, medio borracho y en parte también por su turbante, me suena a paquistaní.

Al llegar al hotel, una recepcionista gorda como un jabalí nos abre la puerta y nos da las buenas noches amablemente. Nos subimos al ascensor y pulso el botón que tiene dibujado un veinte, que es el número de nuestra planta. A pesar de lo rápido que es el ascensor, a mí se me hace eterno. Ambos tenemos la cabeza agachada y el estruendoso silencio de la noche me hace daño. Cuando todos duermen... Las cosas con Min YoonGi siempre ocurren cuando todos duermen. Por eso decidí ponerle ese título a su libro, porque es el que mejor lo define. A él y a su forma de vida. Es como un búho, duerme de noche y vive de día. Lo vuelvo a mirar y vuelvo a pensar en lo diferente que somos, y me mortifico por ser tan imbécil y llegar a pensar en algún momento que lo nuestro podía tener sentido. No tiene sentido, ni futuro, ni lógica. Él es un actor porno de primera división cuyo trabajo consiste en meterse las pollas más grandes del universo en la boca y en el culo, mientras un señor lo graba con una cámara. Yo soy un puto moro de mierda y aunque ya esté españolizado y tenga papeles y sea uno más, en el fondo no soy uno más, porque también arrastro una historia muy complicada. Lo nuestro no es de libro, es de telenovela.

Ya en la habitación YoonGi pasa al baño a darse una ducha. Yo también pienso hacer lo mismo en cuanto salga. No soporto el olor a tabaco.

Mientras se ducha pienso en que mañana a esta hora estaremos en Japón. Y confío en que allí nos vaya mucho mejor. Cada momento que pasa tengo más ganas de acabar el puñetero libro. Normalmente escribo sin problemas ni bloqueos, pero como esta historia no nace de mi cabeza, sino que parte de lo que he visto y oído, es mucho más difícil darle forma.

—Ya puedes pasar —me dice YoonGi al salir del baño envuelto solamente en una toalla blanca y con el pecho algo húmedo todavía. Le doy las gracias amablemente y una vez bajo el grifo abro el agua caliente al máximo. Me gusta ducharme con el agua muy caliente, tanto que el espejo del lavabo empieza a empañarse rápidamente. Mi piel se enrojece al contacto con la elevada temperatura del agua, pero me relaja muchísimo y es justo lo que necesito. Dejo que el agua caiga sobre mi cabeza, sobre mis hombros, sobre mi espalda... Los chorros con tanta presión y tan calientes hacen la misma función que un buen masaje. Me pasaría horas metido en la ducha pero pienso que es mejor que me dé prisa y me acueste, que mañana me espera un viaje muy largo.

Mientras me estoy secando, oigo una música muy suave que inunda toda la habitación. Juraría que es jazz. «Será YoonGi que está viendo algo en la tele», pienso. Cuando salgo del baño con una toalla como hizo él hace un rato, me encuentro que la habitación está llena de velas. La música sale del televisor de un extraño canal de radio y YoonGi me tiende la mano para que se la coja.

—¿Quieres bailar? —me pregunta.

—¿Qué es todo esto? —le pregunto perplejo mientras accedo a bailar con él.

—Por mucho que nos empeñemos en que no pase, está claro que va a pasar, así que si para ti es tan importante, será mejor que pase de una forma especial —me dice. Me parece algo tan bonito que lo beso, lo beso de la misma forma que me ha besado él en la discoteca, pero ahora siendo consciente de que es de verdad y de que los dos queremos.

—Probablemente mañana cuando me despierte me arrepentiré de esto —le digo.

—Probablemente —confirma YoonGi.

—¿Y no te da miedo pensar en mañana?

—Mañana también es hoy —me dice mientras me vuelve a besar.

Nuestras bocas se buscan y nuestras respiraciones se agitan. Mis manos acarician su espalda, su torso perfectamente depilado y definido, mientras sus manos se enredan entre los pocos pelitos de mi pecho. Se mete un dedo en la boca y lo humedece, para luego pasarlo por uno de mis pezones, que enseguida reacciona y se pone firme. Un leve quejido se escapa de mi boca cuando lo retira, porque no quiero que pare, me gusta que me los estimule, así que empieza a hacerlo con su boca poniéndole trampas con los labios. Primero el izquierdo y luego el derecho. Luego lo hago volver a subir para poder besarlo de nuevo. Me gusta mucho cómo besa, cómo sabe su boca, cómo huele su aliento... Pasa las manos por mi espalda y mi pecho y deja caer la toalla que tengo puesta en la cintura. Mi rabo salta a recibirlo duro y firme, conocedor de que es la primera vez que me ve desnudo.

—¡Qué bueno estás! —me dice— Qué ganas tenía de tenerte así.

Vuelve a estrecharme en sus brazos y a besarme mientras mi polla se aplasta contra su toalla. Como creo que es justo que estemos en igualdad de condiciones, le quito la suya, y aunque he visto a YoonGi ya desnudo muchas veces, esta es especial, porque es sólo para mí. Un pase privado de la mejor de sus películas, la que está haciendo porque le apetece, no porque le paguen.

Nuestros cuerpos desnudos se estrechan uno contra otro mientras nuestros sables luchan a muerte por ver cuál es el más resistente. YoonGi me tumba sobre la cama y con tiernos besitos me recorre todo el cuerpo. Me besa en los labios, en la barbilla, en el cuello, en el lóbulo de la oreja... Y a veces en vez de besarme, me pasa la lengua muy suavemente. Mientras lo hace yo lo abrazo fuerte, muy fuerte y aspiro profundamente para poder sentir el subidón que me provoca la enorme cantidad de feromonas que desprende este hombre. Oler a YoonGi hace que mi ritmo cardíaco aumente. Tiene un olor especial, es una mezcla de sexo, morbo... No sé explicarlo.

Cuando Todos Duermen - Yoonmin (finalizada) Where stories live. Discover now