Capítulo 4

122 22 3
                                    

Segundo día

Ocho de la mañana. Acabo de despertar con los ruidos de la casa, aunque es muy raro de mi parte levantarme a esta hora, eso que me acosté tarde. Debe ser que tengo la energía al mil de estas vacaciones.

Un nuevo día comienza, playa y centro a la noche obvio... ¡O eso espero! 

Mi tía me espera con un café acompañado de leche y facturas mientras mis primos continúan durmiendo.

Aunque hoy está un poco nublado, siento que vamos a disfrutar igual.

Dos de la tarde. Presentía que mi familia querría aprovechar el día igual, nos dirigimos hacia la playa con todos los elementos típicos y necesarios, protector solar, bronceador, mate (aunque soy la única de mi familia que no toma) churros y alguna que otra cosa más.

El tiempo pasó en esta tarde, tomé sol con Angie, nos sacamos fotos y disfrutamos mucho el momento. 

No voy a negar que tuve muchas miradas, pero bueno, la realidad es que todavía nadie logro captar mi atención.

Siete de la tarde. Estoy lista para salir al centro a la noche. Me puse una calza negra que marca mis caderas, unas plataformas doradas bajas y una musculosa de Nirvana atada con un nudo al estilo top que destaca mi cintura. Dejo mis rulos y los despeino un poco para no estar tan formal, por ultimo, delineo sutilmente mis ojos y pinto mis labios color violeta fuerte.

Me veo bien ¿Por qué no?

Angie dice que capaz tenemos algún noviecito de verano, le sonreí ante sus palabras. Hay chicos lindos y que están buenos, es verdad, pero sinceramente por ahora nadie me gusta.

Mi tío vuelve a Buenos Aires ya que no puede quedarse por su trabajo. Nos despedimos para dirigirnos al centro. 

Esta zona es hermosa, hay muchísima gente, variedad de locales y miles de restaurantes, las calles son libres, está prohibido pasar en auto, por eso se brinda un total acceso a la gente.

Paseando muy cómodamente, mi primo se detiene sin previo aviso porque observa un lugar de juegos. Uno de esos que traen de Estados Unidos, las maquinas grandes. Se llama "Criatura".

Cruzamos la calle para entrar. En la puerta se encuentran tres chicos, que claramente trabajan en este misterioso lugar. Me miran demasiado. Entre ellos hay un morocho, alto y flaco con ojos color café, piel blanca y una leve sonrisa natural.

Tengo un contacto visual de poco tiempo con ese morocho, pero finaliza cuando entramos a comprar una tarjeta para jugar algunos juegos.

Gus se dirige a uno de autos y decido acompañarlo. 

Sin embargo, no dejamos de mirarnos con ese morocho ¡Maldita sea! Me parece lindo, demasiado lindo. 

Con mi primo estamos en un pasillo chico por lo cual no hay mucho lugar para pasar. Resulta incómodo pero bueno, en este pequeño espacio se encuentra el juego del auto. 

Lo espero parada a la vez que la mirada intensa continúa con ese morocho. De manera inesperada, noto que viene para este pasillo ¡Ay dios! Cuando esta cerca mío lo dejo pasar. ¡¿Puedo dejar de sonrojarme como una estúpida?! 

Pero ahí vuelve. Y esta vez pienso quedarme así apropósito (estoy apoyada en otro juego y es difícil de pasar) ¿Laila qué te pasa? 

Pasa nuevamente y choca suavemente contra mi cuerpo. ¡Por dios! Siento como mi cara se transforma, sonrío como una tarada y estoy roja como un tomate ahora mismo.

Pequeño amor de veranoWhere stories live. Discover now