Capítulo 5

99 23 0
                                    


Ocho y media de la mañana. Buen día para mí. Ese morocho se pegó en mi cabeza como chicle en un mueble.

¿Vamos a volver a los juegos? No te paro de pensar, como sea que te llames.

Lo bueno es que a la noche vamos a ir al centro, seguramente también a ese lugar en el que trabajas. Bendito sea el momento en el que mi primo quiso entrar, así son las casualidades y el destino.

Once de la noche. Decidimos ir al centro con Angie y Gus, ellos tienen pensado ir a jugar pool. Genial, me encanta la idea, solo espero que pasemos por los juegos...¿Laila es lo único que piensas estas vacaciones?

La noche transcurre entre tragos y juego. Cuando nos queremos dar cuenta de la hora es la una de la mañana. 

-Vamos a tomar un helado o comer algo ¿Quieren? – les pregunto proponiendo la idea.

-Dale - contesta Angie.

El centro se encuentra súper vacío a la madrugada. Hay poca gente, debe ser razón suficiente un día de semana. 

Los chicos quieren comer panchos, se los pago para luego sentarnos en una mesa. Yo decido no comer porque tengo la panza cerrada después de esos tragos.

Al volver por las calles del centro la vida me quiere sorprender ¡Te amo universo! Pasamos por el local de los juegos que se encuentra cerrado por el horario, sin embargo sus empleados están adentro todavía. Y allí esta. 

Inconscientemente me pongo súper nerviosa al verlo a través del vidrio. El morocho baila en la maquina de baile con dos amigos mas. Me sonrojo ante esa acción. ¡Qué lindo bailas! Lástima que no me ves ¡Uf! fue solo un instante de volverte a ver, ya estamos volviendo a casa. 

Pequeño amor de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora