TRES

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JiMin giró soltando una risa nerviosa.―Hola, Yeonjun.

―¿Qué haces?―Señaló el vestido en las manos de JiMin y este también miró sus manos y formó una mueca de disconformidad.

―¿Aún conservan sus prendas...?

―Eso no debería importarte, y deja eso dónde estaba.―Pronunció demandante, cruzado de brazos y con una mirada fría.

JiMin iba a protestar por esa actitud, pero fue interrumpido.

―Permiso.

El adolescente se agachó a su lado, con delicadeza ponía las prendas dentro de baúl. Su mirada parecía nostálgica y a JiMin se le movió el corazón con empatía hacia el claro dolor del menor hacia su difunta madre. No podía enojarse con él.

Porque JiMin sabe lo que se siente.

Yeonnie...―Puso su mano en el hombro del chico.

―Soy Yeonjun, no Yeonnie.

Cuando terminó se levantó quitando la mano del rubio de su hombro, y JiMin se levantó luego.―Está bien, Yeonjun, mira, lo siento, ¿Sí?

No podía evitar sentirse mal. Quizás abusó la privacidad de Jungkook y de su familia, pero él le había dicho que lo suyo ahora era de ambos, y pensó por un momento que podía tener la libertad de curiosear un poco.

Quizás fue su error... Pero no lo era, porqué él no tuvo ninguna mala intención.

―No lo vuelvas a hacer.―Demandó.

―Está bien, pero no tenía malas intenciones, enserio.

―Solo no vuelvas a curiosear en ese baúl, ¿Sí? Porque eso no te incumbe.―Cerró el baúl, cerró la puerta del armario y se dió media vuelta.―Agradece que no lo vió papá.

¿A qué se refería?

―――――――♡―――――――


―¿Me das un abrazo?

Jungkook giró su rostro hasta el de su esposo a su lado, quien sostenía su brazo en busca de calor y pegando su mejilla a su hombro, viéndose muy bonito. Sonrió tan sólo un poco, se quitó sus lentes y cerró el libro que leía, dejando ambos objetos en la mesita de noche.

―Por supuesto.―Pronunció mientras se estiraba para apagar la lámpara y al fin rodear con sus brazos a JiMin bajo las sábanas.―¿Mejor?

El rubio asintió.―Sí.―Se apegó más a él.―Yo... quería saber si...

―Te escucho.

―Hm... ¿Yeonjun y Miyeon me odian, verdad? Seguro los gemelos tampoco me quieren pero ellos no son tan fríos y no me ignoran y... No sé.

Jungkook se pespegó de él y se apoyó en su antebrazo derecho para poder ver mejor a JiMin, y acarició su mejilla dedicándole una mirada comprensiva.―Ellos son adolescentes, son jóvenes, necesitan paciencia. Pero estoy seguro que pronto cambiarán de parecer.

Entonces afirmas que me odian.

―Sí... Tienes razón.―Se soltó de Jungkook y se echó de espaldas al colchón.

―Descuida.―Se agachó y plantó un casto beso en su frente.

Ah... Mañana volvemos al trabajo.―Soltó luego de un bostezo.―Qué rápido se pasaron las vacaciones con la boda y la luna de miel.

Jungkook asintió, viéndolo ponerse costado, y apresar sus manos entre su tierno cachete y la almohada.

―Ya quiero ver a Hyejin, la extraño mucho.―Abrió sus ojitos marrones y le sonrió tan sólo un poco.―Y tú verás a NamJoonie.

JiMin era dulce. Muy dulce. Jungkook lo sabía de antemano.

Recuerda todas las veces que lo consoló cuando lloraba por la muerte de su esposa, fumando y sin consuelo en algún rincón.

Recuerda que llevan cinco años que se conocen, justamente dos años después de la muerte de JiEun.

Recuerda su primer encuentro. NamJoon el presidente de la empresa donde trabajan ambos, casualmente su mejor amigo y hermano mayor de JiMin, los presentó. Era el primer día del rubio en la empresa así que parecía tímido y algo perdido. Le pareció tan lindo a Jungkook cuando lo vió, pero no más.

Recuerda que de los ojos del rubio parecían salir corazones cuando conectaron miradas por primera vez.

Jungkook siempre supo que JiMin tenía un interés por él. El rubio nunca se rindió, se hicieron amigos con el pasar de los meses y lo ayudó a superar muchas cosas. JiMin siempre mimándolo, haciéndolo sonreír, entregándole todo de él y a Jungkook simplemente empezó a gustarle su compañía. Poco después tomó la decisión de darse otra oportunidad con aquel lindo rubio, y luego de dos años de una formal y respetuosa relación están aquí. Casados y viviendo bajo el mismo techo.

―Te amo, buenas noches bebé.

―Buenas noches, JiMin.

Plantó un beso en sus labios y apagó la luz, mirando el techo, escuchando las suaves respiraciones de su esposo a su lado.

JiMin era tan dulce.

JiMin le entregaba todo de él aunque no tenga fuerzas o ánimos.

JiMin siempre le daba los mejores besos, los mejores abrazos, las mejores atenciones.

Pero Jungkook duda de que él pueda darle tanto como JiMin le da.

Cenizas de un Amor | KookminTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon