~Capitulo 2~

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- Soy una pésima persona, Kohaku-Chan, No sé qué hacer. – Con la cabeza escondida entre sus brazos se lamentó Gen con pena y sincero arrepentimiento. La rubia en respuesta se sentó a su lado y le acarició con suavidad los cabellos bicolores del experto mentalista. Kohaku lo miró con pena.

- Creo que sabes mejor que nadie que Senku no se va a enojar contigo por algo así, Gen. – Trato de animarle con una sonrisa. – ¡Solo anímate! Vuelves, pides disculpas y él será el primero que sonría entre los dos otra vez.

- Es que ese no es el punto... Lo que sucede es que le presiono mucho... ¡No estoy en posición de hacer algo así! Sabes que él se llevó la peor parte de todo esto y no puedo ni imaginarme como se debe estar sintiendo, aunque sé que no debe ser nada agradable. – Chilló Gen en preocupación. – Es como si le estuviera reprochando por lo que hizo y de cómo resultó todo y, conociéndolo ya debe tener suficiente consigo mismo, ¿no crees? Todos sabemos que Senku no tiene la culpa de nada...

Kohaku le miró escéptica y confusa.

- Todos cometemos errores, no te comas la cabeza por eso. Tal vez podrías tomarte un descanso de ir a verle, cualquiera de nosotros puede ir a hacerlo.

Gen soltó un suspiro, tomó las manos de la muchacha y la miró a los ojos.

- Pero Senku se dará en cuenta enseguida que le evito, no quiero que se sienta mal por mi culpa. – Kohaku le envolvió en un abrazo, casi en un gesto maternal.

- Podría decirle que hoy tuviste alguna diligencia... Teniendo en cuenta lo ocupados que estamos siempre, lo entenderá.

- ¿mentirle? No creo que sea buena idea...

- Es por tu bien... Debe ser agobiante tener que verle todos los días así, obviamente no es culpa de Senku, pero sigue siendo una responsabilidad que no es agradable. – La preciosa joven rubia le dio un beso a los cabellos bicolores en un gesto cariñoso.

- Vale... - Aceptó, tal vez Kohaku tenía razón, tal vez solo es la presión que lo tenía al borde del cañón todo el tiempo. Por no ir una vez Senku no le iba a odiar, mañana volverá y se disculpará.

- ¡Así se habla! – Sonrió la muchacha separándose con ánimo. - Cambia esa carita, Gen. Todo est-.

El portazo de la puerta siendo abierta asustó a ambos y miraron en un gesto alarmado quien o que había causado semejante golpe a la puerta.
Stanley estaba allí parado, con cigarro en mano viéndolos a los dos con desinterés

- Kohaku. – Una imponente voz les hizo separase a los dos de inmediato. El hedor al cigarro les llegaba aun incluso de la distancia entre ellos– Te necesito, ahora. – Aun si la frase fue dicha de manera un poco torpe debido a la poca practica del idioma que tenía el individuo, a Gen le dio escalofríos.

La sonrisa del rostro de la rubia desapareció por completo y una cara de casi mal humor contamino sus delicadas facciones.

- Ya voy. – Se dirigió de mala gana a imponente rubio. A continuación, dio un beso en la frente al mentalista. - Tu solo quédate tranquilo, ¿vale? Yo me encargo hoy. – Le sonrió por última vez a Gen antes de levantarse y caminar fulminado con la mirada a Stanley, el hombre de casi metro noventa no se vio afectado. La muchacha salió primero y él fue detrás de ella.

Gen suspiró aun preocupado después de verla desaparecer por la conversación con Kohaku, no estaba cómodo con la situación.

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Te prefiero un billón por ciento.~ || SenGen ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora