- Las mariposas no lloran -

40 4 4
                                    

Era el momento. No podía quedarme todo el día acostado en mi cama, aunque fuese un sábado por la tarde.

Me arreglé la corbata con todo el cuidado del mundo, porque hoy, era un día especial. Puse los zapatos de mi padre, porque era los más formales que había en mi casa, y por ultimo me arreglé el pelo.

Mi mamá ya se había ido a trabajar, así que tendría que hacer ese camino yo sólo. Pero no importa, lo haré con gusto.

Salí por la puerta llevando conmigo el lienzo que tardé toda una noche en acabar. Aún estaba un poco mojado, pero fui cuidadoso de que no se manchase por el plástico que lo envolvía. Estaba nervioso, el aire se comprimía en mis pulmones causándome molestia, pero no me detuve en ningún momento.

Cuando puse mis pies en el gimnasio del colegio, el nerviosismo se esfumó como el humo del tabaco, y el coraje me llenó por completo. Todos estaban allí, sentados en sus respectivas sillas, a espera de algo. Nadie se dignó en irse al frente a decir nada.Pero podía entenderlo, nadie la amó tanto como yo la amé.

Los profesores me miraron aliviados mientras caminaba hacía ellos dispuesto a decir algo.La mayoría de los estudiantes me observaban con desprecio, y murmuraban entre si de que quizás, yo haya sido uno más de sus juguetes.


"Hola a todos." Empecé con una sonrisa en la cara. "No tengo mucha cosa que decir, pero, quiero que todos sepan que Jenny era genial. No era la mejor de la clase, no tenía los mejores amigos, para no decir ninguno, pero mismo así nunca dejo de sonreír para mi...para todos." Levanté mi lienzo del suelo, y lentamente lo destapé para que todos lo vieran. "Ella era la clase de chica que aceptaba todo tipo de amor que la daban sin rechistar, sin reclamar. Todo lo que quería era ser amada como nadie más." Quité el plástico restante del lienzo, y todos lo miraron impresionados. "Pero de cierto modo, me alegro de que se haya ido, porque al fin y acabo nunca hizo parte de ese mundo en primer lugar. Ella fue.... extraviada de su destino final, por equivocación terminó aquí, en un mundo que no fue nada amable con ella." Miré a todos desconsolado mientras movía mi cuadro de un lado para otro para que todos lo pudieran ver. " Pero ya no importa, ¿cierto? Ahora ella podrá ser feliz, aunque me duela no saber como."


Y sin decir nada más, dejé mi cuadro en el suelo y salí sin mirar nadie a la cara. No necesitaba mirarles para ver la culpa, o la indiferencia enmarcada en sus ojos.


"Jenny me dijo una vez que quería tener alas, y así poder ver toda la ciudad. Yo me reí de ella diciendo que sería una paloma muy fea, y ella, me sonrió también diciendo que era broma, y lo dejé pasar. Pero ahora que lo pienso, las alas le sentarían bien, ¿Así que porqué no? Quizás ahora mismo ella sea una hermosa mariposa paseando por entre las flores de un bello jardín. Y tenlo por seguro de que ella será feliz, o al menos eso lo espero yo. Por que al fin y acabo...las mariposas no lloran." Dije dando una última ojeada a mi lienzo antes de cerrar la puerta del gimnasio detrás mió.


Había tardado toda la noche en terminar aquel cuadro, y aún así, la mariposa no se veía igual de cálida y hermosa como lo hacía Jenny.

Historias cortas para perezososWhere stories live. Discover now