El crío se acomodó en la rodilla derecha de la yaya con ganas de oír una nueva historia. La anciana cada día le contaba una distinta.
A veces de piratas y caballeros, otras de bandidos y hechiceros. Mundos enteros y más allá. Donde los buenos ganan siempre, y los malos pagan con creces los pecados que han cometido contra el pueblo.
— ¿Qué historia me contarás hoy, yaya?— El niño preguntó con entusiasmo.
— La mejor de las historias pequeñajo.— La anciana le acarició el pelo.
— ¿De bandidos?
— No, cariño. Mejor todavía.
— ¿De dragones?
— No.— Ella sonrió.— El protagonista de este cuento no tiene poderes.— Explicó.— Y solo puede mirar.
— ¡Bah! Si no hace nada es aburrido yaya. ¡Quiero batallas! Cuéntame otra de piratas.
— No seas ansioso pequeñajo. Prometo que la historia te gustará.— Ella prometió.— Después de todo, el protagonista eres tú.
— ¿Yo?— Se señaló sorprendido.— ¿Soy el protagonista?
— Uhum.— La anciana asintió.— Y yo también lo soy.
— ¿Como puede haber más de un protagonista yaya?
— Oh, los hay. — Ella le garantizó.— Porque hoy, te contaré la historia del lector.
— ¡PERO QUIERO OÍR UNA DE PIRATAS!— Enfurruñó el crio moviendo las piernas de arriba abajo.
— Cariño...— La anciana lo alentó.— Sin un lector, no habría historia que contar. Los dragones no tendrían un nombre, ni siquiera apariencia. Y los hechiceros jamás emprenderían su largo viaje de aventuras de las que tanto adoras.
— Ohhh.
— Sí.— La vieja sonrió debido al asombro del crío.— Sin el lector, el cuento jamás empezaría.— Le guiñó el ojo izquierdo.— Somos el responsable de dar inicio a una aventura y vivirla hasta el final, tu y yo.
— ¿De verdad Yaya?
— Sí cariño. — Respondió.— ¿Quieres oírla ahora?
— ¡Sí!
— ¡Muy bien!— La anciana se puso cómoda y el niño también.— Eráse una vez hace mucho, mucho tiempo. Había un gigantesco libro sobre una mesa igual de gigantesca a espera de alguien que leerlo. Dentro de él había una historia maravillosa llena de aventuras y batallas sin empezar. Y la única persona capaz de darle vida debería de ser alguien especial. Alguien que en generaciones venideras se haría llamar "lector".
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Historias cortas para perezosos
RandomRecopilación de historias originales, completas y fáciles de leer. Como también cortas para no aburrirte. Después de todo, una buena historia no tiene por qué ser larga. ----No al plagio ----