Capítulo 2

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Entraron por la parte trasera del centro de formación de los soldados. Drew y Sam se fueron hacía la izquierda, directo a la plaza central. Seguramente a conseguir algo de carne para su barbacoa. Mael por otra parte se dio cuenta que algo le olía mal y decidió internarse en el centro de formación. Nada más entrar al patio, se dio cuenta que lo habían convertido en un cuadrilátero de batalla cuerpo a cuerpo, vio también al grupo de hombres y mujeres que había amontonados en un lateral y se dio cuenta que algo pasaba. Difícilmente algo bueno.

Suspiró y se acercó a ver qué pasaba. Miró por encima de ellos y vio lo que se temía. Frankie, un joven de veinte años con tendencias problemáticas había vuelto a liarla. Y estaría bien si solo hubiese retado a algún soldado más experimentado a que le diese una buena tunda para mantenerlo una temporada con la cola entre las piernas.

Pero el joven, que debería medir alrededor del metro setenta teniendo en cuenta que apenas le llegaba al hombro a Mael, estaba tratando de darle una patada en las costillas a su contrincante en el momento que se acercó a la aglomeración. No parecía importarle lo más mínimo que ella fuese una mujer. Payton, con sus pantalones cortos, su camiseta negra y su característica coleta alta dio un paso atrás en ese momento, cogió al vuelo la pierna de Frankie, y antes que el moreno pudiese siquiera verlo venir, le asestó un golpe con el codo en la unión de su rodilla.

UUUUUH, sonó por todo el lugar.
Todos alrededor habían sentido el dolor de aquel golpe.

Payton dio un salto hacía atrás, evitando cualquier golpe que él pudiese asestarle en ese momento, y Mael sintió una pizca de orgullo cuando la muchacha levantó los puños en una postura defensiva y separó las piernas dejando una más adelantada que la otra, como si en cualquier momento pudiese hacer un ataque haciendo uso de sus piernas.

Frankie, que estaba encogido en el suelo, con ambas manos sobre la rodilla que acababa de ser golpeada, le gruñó y Mael no pudo evitar intervenir cuando los ojos de él resplandecieron cambiando de azul a amarillo.

—A dispersarse.— Fue todo lo que dijo para que en menos de un minuto todos hubiesen desaparecido, menos Payton y Frankie, lo cual dio a entender que aquello era algo personal.— ¿No deberías haberte largado?— Le preguntó Mael, a lo que ella ni siquiera desvió la mirada de Frankie para contestar.

—No puedo, Señor.— Esa hubiese sido una buena respuesta proviniendo de cualquier soldado.—Es un duelo de honor.— Salvo que Payton no era un soldado.

—Si tu Alpha te dice que largues, te largas. No hay duelo de honor que valga.

Payton miró a Mael un instante y tras algunos segundos de reflexión, bajó los puños, hizo una pequeña inclinación de cabeza a Mael y salió por donde él había venido. En ese momento justo, Frankie trató de ir tras ella, a lo que Mael le agarró por el brazo.

—Ni se te ocurra, muchacho.— Le regañó.— Como le toques un solo pelo, te retiro el cargo de soldado.

Frankie, aun con los ojos amarillos, solo se dedicó a mirarlo con rabia. Cuando Mael pensó que aquello sería suficiente, el chico trató de escaparse de su agarre mientras le enseñaba los dientes.

Mael no pudo soportar más niñerías, así que entró a semifase, haciendo que sus propios ojos adquirieran el mismo color amarillo de la mayoría de la manada. Sintió como los colmillos se abrían paso en sus encías y como entre la carne de sus dedos surgían las garras del lobo.
Como alpha, apenas le hizo falta eso para obligar al muchacho a volver a su forma humana, cosa que ocurrió de inmediato. Mael entonces cerró los ojos y obligó a su cuerpo a tomar el camino contrario.

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