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Te quiero.

Un sentimiento de tristeza se había instalado en su pecho al ver al chico en ese estado, era extraño que se preocupara pero ver al joven de esa manera, tan roto que su instinto protector volvió a renacer, luego de estar tanto tiempo apagado.

Viktor no era alguien que se preocupara por los demás, incluso si viera a otra persona en ese estado lo más probable es que pasaría por su lado sin decir nada pero con horacio era distinto. Su relación con ese chico era extraña pero divertida, había aprendido a convivir con él.

Disculpa las pintas. —una pequeña risita salió de sus labios.— ¿Necesitas algo?

Venía a pedir prestado un horno por unos minutos. —le mostró su bandeja con la comida a medio terminar de cocinar.— No sabía que vivías aquí. —el más chico le invito a pasar y acepto con gusto.

El ruso estaba un poco confundido con la situación. Quería ayudarle y hacerle saber que podía contarle o descargarse con él si quería pero no sabía cómo comunicarselo, realmente era muy malo para esas situaciones. También estaba sorprendió por la actitud que horacio había tenido, cualquier otra persona en aquel estado le hubiera cerrado la puerta en la cara y tendría sus razones, pero Horacio le sonrió incluso en aquel estado y le invito a pasar.

Horacio por su parte estaba que se moría de la vergüenza, el hombre que le gustaba le había visto en su peor estado y lo único que quería en esos momentos era encerrarse y no salir hasta dentro de diez años. En esos momentos se encontraba encerrado en el baño, se había lavado la cara en un intento para calmarse, aunque en el estado que estaba sabía que terminaría llorando y no quería que Volkov le viera así.

¿Pudiste usar la cocina, Volkov? —le pregunto una vez que había vuelto a la sala junto a él.

Puedes decirme Viktor, no es necesario tanta formalidad estando fuera de servicio. —se rio y asintió brevemente.— He terminado de hecho, ¿quieres un poco?

No tengo apetito realmente pero gracias de todas formas. —le sonrió levemente.

El ruso asintió y recogió sus cosas, estaba un poco confundido con la situación y realmente no quería molestar más a Horacio pero también quería ayudarlo.

Sé que no nos conocemos de nada y la única relación que tenemos es superior-alumno, pero sabes que si necesitas ayuda estoy a unos pisos arriba, y ahora mismo estoy aquí, ¿puedo ayudarte en algo, Horacio?

El mencionado permanecio en silencio, dudando si era buena idea confesarle aquello a él. Estaba seguro de que podría hablarlo con él, sabía que viktor no era una mala persona y lo único que quería en esos momentos era ayudar.

Cuando quiso hablar se dio cuenta que estaba llorando nuevamente, esta vez con el más alto a su lado, se sentía realmente comodo entre sus brazos, no sabía si era porque le gustaba o cual era la razón, pero se sentía calido, como en los brazos de su mamá.

Recibí noticias de mi madre hace unos días. —sonrió levemente.— Esta en la ciudad actualmente con su nueva pareja, y también tiene una hija pequeña que es preciosa. ¿Sabes cuál es el problema en todo esto? —el ruso negó.— Desde hace varios años que no tengo contacto de ella y me siento inseguro, siento que si en algún momento nos vemos va a sentirse decepcionada de mi.

El ruso lo escucho atentamente, escucho las inseguridades que tenía a causa de su padre, quien le había culpado desde pequeño que él era la razón por la cual su madre los había abandonado. Se sintió un poco destrozado al escuchar toda su historia, los abusos mentales que había sufrido a causa de su padre y como Gustabo lo había ayudado a salir de eso, por lo que había escuchado Gustabo era la persona más importante en su vida, le alegraba que no estuviera sólo, que contará con su compañía y con la de Conway actualmente, puesto que sabía que le consideraba como su padre.

Y esperaba en algún momento llegar a formar parte de unos de sus seres queridos.

¿Te gustaría que te acompañara a ver a tu madre? puedo actuar como tu pareja así no tienes que enfrentarte a todo eso sólo. — el de la cresta quedo sorprendido al escucharlo.

¿Acaba de escuchar mal o le había propuesto ser su acompañante aquel día?

No quiso prestarle mucha atención a eso, simplemente asintió y continuaron charlando un rato, Viktor le había contado un poco de su vida y la pérdida de sus hermanos. Le contó como la muerte de ellos le afectó durante toda su adolescencia, al punto que llegó a aislarse y ser como es actualmente, una persona fría y sin muchos sentimientos, aunque estaba en un proceso de cambiar eso.

¿Puedo preguntarte algo viktor? o sea, esto no, otra cosa. —el chico se rio y asintió para que preguntará.— ¿Que es eso del "oni-chan"?

Viktor lo miro con los ojos abiertos, de un momento a otro se le había secado la garganta y no sabía que responder. El hecho de que le gustará el anime era algo que le avergonzaba admitir.

Me gusta el anime desde que soy pequeño, lo miraba con mis hermanos y solíamos disfrutar mucho de esos dibujos. —le confesó.

¡¿Eres uno de esos otakus?! —le señaló con la boca abierta.

¿Realmente no lo sabías? todos los agentes me molestan por eso.

— Algo había escuchado pero pensaba que era broma.

Continuaron charlando por un buen rato, Horacio había olvidado por completo sus inseguridades gracias al chico y sus chistes, sus anécdotas de pequeño o las dibujos que miraba, realmente le encantaba escucharlo hablar sobre lo que le gustaba.

Horacio.

¿Si?

Te quiero, Horacio.

¿Viktor acababa de decirle que lo quería? ¡Viktor le había dicho que lo quería!

Estaba muy feliz por eso.

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¡Oni-chan!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora