⟨ ❛❛AGONY❜❜⟩

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꒱❛ CAPÍTULO DIEZ ꒱❞

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꒱❛ CAPÍTULO DIEZ ꒱❞.°୭̥

«Para Adán,
el paraíso era donde estaba Eva»

━━ Mark Twain.

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El ambiente calmo del balcón, sintonizado con la atmósfera armónica de aquella estrellada noche, parecía contrastar a la par del semblante cargado de desasosiego que adornaba la faz de la joven. El halo de luz que aún rodeaba su cuerpo fue poco a poco desvaneciéndose en el aire, justo cuando el varón de bellos ojos esmeraldas soltaba su mano con una delicadeza tal como si temiera que al dejarla se fuera a derrumbar; más la chica intentaba mostrarse firme y serena, pero eso no bastaba para engañar al guardián de la primera casa, el cual, apiadándose de ella, le preguntó:

— ¿Se encuentra usted bien?

Bien podía el Gold Saint saber que su pregunta fue en vano, pues nadie mejor que él era capaz de percibir el aire melancólico que emitía la presencia de aquella mujer. Mantuvo su mirada fija en ella, esperando el momento el cual lo mirase a los ojos, pero sabía que eso no iría a suceder. Ella no quería dar a entender que había sucumbido a sus instintos humanos y apartado su condición de diosa de la guerra frente suyo.

—Yo... Sé que habrá otra oportunidad, mi Señora; de esa forma, podrá usted decirle a ese joven...

—Está bien, Mü —interrumpió, intentando que su voz no delatara el enorme pesar que llevaba cargando en su pecho. Intentó sonreír, más su tristeza fue más fuerte que su propia actuación—. Agradezco lo que hiciste por mí. Tú y los otros... No tenían por qué arriesgarse. Espero tener la oportunidad de darles las gracias de frente, pero creo que no saldré de mi alcoba por un buen tiempo, así que tú dáselas a por mí, ¿sí?

El semblante del Saint de mayor rango, que normalmente no dejaba de ser sereno y calmo, ahora parecía haberse contagiado de aquella melancolía.

—No me agradezca, mi Señora. —Alzó una mano a la altura de su pecho, sintiendo un nudo atorado en su garganta que le dificulta emitir sonido alguno—. Esto lo hacemos por su felicidad —profesó, enseñando un gesto compasivo—. Sabemos muy bien qué tan importante es Seiya para usted, así que hacemos lo posible para.

—No quiero que lo vuelvan a hacer.

Mü quedó boquiabierto al oír la frase con la que su diosa interrumpió su explicación. Lo dijo tan firme y sin vacilar que la estupefacción le impidió articular palabra alguna, y cuando intentó abrir su boca para decir algo al respecto, la joven se giró hacia él con el ceño fruncido y los puños apretados.

—Se los ordené —dijo ella—, ustedes debían alejar a Seiya del Santuario, e hicieron todo lo contrario.

—Pero…

𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀 ⊹ saint seiyaWhere stories live. Discover now