One-shots •Frerard•

Mejor amigo

Otro día más en donde Frank se deprime encerrado en su habitación. Como acostumbró a hacer hace unas dos semanas atrás, desde que Gerard se puso de novio con un idiota llamado Bert. No era mal tipo, pero no paraba de hacer chistes malos ni por un minuto, y además su risa era horrible e irritante que Frank simplemente no lo toleraba.

Odiaba ver como su mejor amigo se besuqueaba de manera asquerosa con aquel tipo. Ya eran grandes, ambos jóvenes tenían dieciocho años, y no debía ponerse tan mal con que su amigo de toda la vida tenga pareja. Pero el problema era otro. Frank se había dado cuenta de que estaba muy enamorado de Gerard hace algunos meses, pero resulta que nunca pudo decírselo por miedo al rechazo, no quería alejarse del pelinegro. Y si la única manera de que ambos estuvieran juntos de forma amistosa era no decirle sobre sus sentimientos, entonces él mismo estaba de acuerdo en no decirle absolutamente nada.

Las gotas de lluvia golpeaban en su ventana esa tarde y lo único que se había planteado hacer era ver televisión y comer snacks todo el día, lo que cualquier adolescente haría ¿no? Gerard iba a visitarlo de vez en cuando ya que le parecía raro que Frank no saliese de esa estúpida habitación, pero cada vez que iba "casualmente" Frank siempre dormía.

Sin poder evitarlo cerró sus ojos rendido del sueño mientras veía una maratón de los Simpsons. Se sentía tan mal con que Gerard tuviese a alguien más, de que Bert lo bese de manera desesperada delante suyo, de que lo pueda agarrar de la cintura y pueda acariciar su mejilla, de que puedan sacarse fotos dándose besos, porque sí, él había visto aquellas publicaciones en Instagram y no se sentía nada feliz al ver aquello, pero como buen mejor amigo le dió me gusta a cada una de ellas y comenzó a llorar con todas sus fuerzas, lamentándose por ser tan cobarde.

Era totalmente estúpido para él no poder conseguir pareja, pero es que se le hacía imposible. Una vez había tenido una cita con una chica que estaba muy enamorada de él en el Instituto, su nombre era Jamia. Ella era bonita, divertida y simpática. Pero aún así no era Gerard. Luego de salir de aquella cita habían ido a un parque y se habían dado un beso, pero por desgracia Frank no sintió absolutamente nada y eso le dejó bien en claro que estaría toda la vida solo, amando a alguien quién no le corresponde.

De repente comenzó a sentir cosquillas en su mejilla izquierda

— Basta Flor — Murmuró con voz ronca haciendo una risita. Le hablaba a su gatita pero claramente no era ella. Sintió como a su lado de la cama se hundía y dedujo que ya no se trataba de su mascota, así que con algo de miedo abrió sus ojos y trató de mantener la calma. ¿Acaso estaba soñando? Pues era un horrible sueño. No era agradable sentir como unas manos misteriosas rodeaban su cintura y sus piernas se entrelazaban con las desconocidas. Cerró sus ojos nuevamente pensando en que tal vez podría volver a la realidad, pero no fue así. Había alguien a su lado y aún no sabía quién era. De repente sintió aquel dulce aroma que podría reconocer de inmediato... Aquella colonia tan dulce y maravillosa sólo le pertenecían a Gerard, el amor de su vida. Respiró hondo y cerró sus ojos una vez más apreciando el momento, tal vez sí era un sueño, y si así fuera trataría de disfrutarlo al máximo. Pudo sentir la respiración de Gerard chocar en su nuca y eso lo estremeció por completo. ¿Y si no era un sueño? Ya empezaba a dudar que lo fuese, es que se sentía todo tan real.

— Sé que estás despierto — Susurró cerca de su oído — No respondes mis mensajes y no reaccionas a los memes que te envío — Frank suspiró al oír aquello. Resulta que lo estaba ignorando, no quería verlo porque trataba de olvidarse de él y le deseaba mentalmente que sea súper feliz con su pareja. Se dió vuelta para poder encarar a su amigo y éste lo miraba con toda su atención. Pero había algo raro en él, no sólo que sus ojos estaban rojos, sino que estaba algo diferente y él podía sentirlo porque después de todo era su mejor amigo y lo conocía muy bien.