Todos hemos pecado, en pensamiento, palabra, obra y omisión, pero si te arrepientes de corazón al final se te perdona y te quitan de todos tus pecados.
Pero eso solo sirve para ponis comunes. Cuando eres alguien tan importante y conocido cualquier...
El tiempo pasó tan rápido en la mente de la potranca, en un momento está a punto de reprobar el examen de admisión y ahora lo apruebas con honores y, como cereza en el postre, ¡se encuentra con la propia princesa Celestia!
Twilight Sparkle no se dio cuenta cuando pasó del salón de exámenes hasta los pasillos siendo seguida por sus padres quienes hablan con Celestia.
—Su hija tiene un talento que jamás he visto en mi vida, tiene un poder especial —explica la alicornio viendo con dulzura a la saltarina potranca quien no dejaba de saltar desde el segundo uno.
—¿De verdad? ¿No nos está mintiendo? —pregunta anonadada Twilight Velvet, la madre.
— ¿Crees que le mentiría? —pregunta con una sonrisa aunque los padres de la unicornio tan solo pudieron tragar en seco.
—N-no claro que no, princesa Celestia. Solo es un decir —corrige automáticamente Night Light, el padre de Twilight con una sonrisa forzada haciendo gracia a Celestia.
—Tranquilos, entiendo sus dudas por completo —desvía su mirada en la potrilla violeta—, los hijos son lo más valioso que podemos tener.
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Después de un largo recorrido Celestia y los padres de Twilight se habían alojado en el directorio donde terminarían de aclarar cualquier duda existente, lo que más les parecía descabellado era que su hija prácticamente viviría en el instituto y pocas veces la verían.
—Esto...necesitamos pensar muy bien.
—¡Por favor! ¡¿Qué vas a pensar?! ¡Estará al cargo de la princesa! —dijo Velvet con gran sorpresa—, aparte ya habíamos hablado de aquello, lo que pasaría si era aceptada.
—Seamos sincero, no creíamos que pasaría la prueba.
—Tranquilos —interrumpe con una natural calma la alicornio—, no hay problema que lo piensen con mayor calma en su hogar, pueden tomarse el tiempo que quieran.
Ambos unicornios se vieron entre ellos y asintieron. Al salir del cuarto se encontraron al umbral de la puerta a Twilight con una amplia sonrisa y con gran agitación.
—Y... ¿dónde está mi habitación?
—Twilie.
—Sí, papá, lo se los voy a extrañar y eso pero ¡estoy tan emocionada! ¡Ya quiero ver todo el lugar!
—Twilie.
—Aunque no crean que lloraré, seré una niña grande y no los voy a extrañar, además lo veré en las vacaciones, aunque tal vez las use para estudiar.
—Twilie.
—Pensándolo bien no extrañaré a Shinign Amor, es demasiado molesto y muy tosco.
—Twilie.
—A ustedes si los extrañaré, aunque tendré la compañía de Celestia y ¡verdad! ¡Ya me acordé! ¡Hice que naciera un dragón! ¿Princesa Celestia podré quedármelo? En teoría soy su madre y es mi nuevo amigo.
—Twilie.
—Aunque, ¿qué comen los dragones? Sé que ponis por los cuentos, aunque esa dieta no me gusta mucho...
—¡Twilight Sparkle!
Un profundo silencio dominó el pasillo, la unicornio no entendía la razón de tal regaño, ¿qué pudo haber hecho?
—Papá.
—Mira, tu madre y yo necesitamos hablar más a fondo del tema, es una decisión muy difícil y pues, queremos lo mejor para ti.
Twilight quedó en silencio, no podía creer aquello ¿de verdad piensan en eso? ¡Si es una oportunidad una de un millón!
—¡Son unos injustos! —gritó con todas sus fuerzas y salió corriendo por el pasillo.
—¡Twilight! —gritaron sus padres yendo tras ella dejando a la princesa sola y angustiada.
Verla tan triste y con tanto dolor la hizo sentirme mal, casi a la par cuando vio a su hermana siendo exiliada a la luna.
Y aquello tan solo le refutó aquella duda en su cabeza: tenía que investigar más a fondo sobre Twilight Sparkle. No fuera que lo que su mente maquinaba en silencio fuera verdad.
¡Ya volvimos! Tienen todo el derecho de querernos matar, aunque ahora esperemos que quieran seguir leyendo la historia, el otro capítulo está listo y pronto ya lo vamos a publicar.
