02

1.4K 122 10
                                    

—Señor Jeon, gracias por su tiempo...

Cuando su jefe le abrió la puerta de la oficina, con el ceño fruncido y una expresión de muy poca felicidad en su rostro, el estómago de Jungkook se contrajo en su sitio anticipando lo peor.

—Profesor Kim, dígame en qué puedo ayudarle.

El señor Kang no se veía para nada contento, con su bigote torcido y espeso sobre sus labios rectos, un puro en su mano derecha y los brazos cruzados en su asiento, mirando de frente a su subordinado.

—Jeon, ¿Puede revisar esta auditoría por favor?

Kim se relame los labios con angustia, toma asiento frente a su escritorio de madera. El señor Jeon se encuentra justo frente a él, con su siempre elegante presentación y peinado de coma, en su rostro casi siempre sonriente, no hay más que inseguridad, miedo y tristeza en sus ojos.

Lo leyó, lo revisó, calculó todo de nuevo y no fue capaz de encontrar error alguno en los documentos que su jefe le pidió revisar, sin embargo Kang tomó dos hojas en particular, las mostró en comparativo, con su expresión firme y estoica y Jungkook supo, que estaba frito.

—Esto solo re afirma su ineptitud, Jeon.

Quizás lanzarse por la ventana y hacerse añicos como tiras de papel en la trituradora. Le zumbaron los oídos, todo parecía pesado y le dolía el estómago y pecho. Era el fin.

—Como sabrá, hoy tuvimos junta de padres para tratar lo relacionado con la semana cultural.—El profesor entrelaza sus dedos sobre el escritorio, habla claro y suave, persiviendo en su voz un genuino interés. Jungkook le mantiene la mirada fija a los ojos como muestra de total interés y respeto.— Y al no presentarse, supuse que sería oportuno tener una charla con usted.

El pelinegro siente un nudo en la garganta que aclara en un carraspeo.— Me disculpo por mi ausencia, hubo algunas-

—Complicaciones, entiendo.— el rubio deshace el agarre de sus dedos, el padre de familia mantiene la boca abierta tal cual antes de ser interrumpido.— Escuché, señor Jeon, no estamos aquí para hablar del vestuario de Nayeon.

Jungkook no supo otra cosa en ese momento, que el nombre de su hija, Su carita, su voz en la mañana, su permanente sonrisa sincera. ¿Qué iba a decirle Nayeonie, a su pequeña hija que de nada era culpable?

—Servicios sociales es muy estricto en cuanto a quien y a que hora recogen a los niños.— Kim habló suave en todo momento, aunque lo que diga sea una daga para si oyente, el timbre de su voz era bajo y eso, al menos, no lo hacía sentir como un ataque.— Después del cuarto retraso, un agente viene a verificar las condiciones de vida del menor y si es decisión del Estado...

—Recoge tus cosas en veinte minutos. Tu cheque de liquidación será enviado mañana.

Y a Jungkook le hizo falta el aire, porque su cuerpo se rehusaba a mantenerse consciente de nuevo para lo que sabe que dirá el profesor.

Se sostiene el rostro ahuecando sus manos en la nariz, le picaban los ojos y le tiembla la quijada, mientras niega repetidas veces el silencio lo inevitable.

—...Podrían quitarle a su hija.

—Estas despedido.


































《...》

》

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un novio para papá| KookTae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora