~⚛~ Capítulo IV ~⚛~

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~⚛~ Emociones. ~⚛~

    El banquete había acabado y Catra estaba detonada. Al llegar a la habitación se fue directamente al baño y rápidamente se cambió a la pijama para luego ir a acostarse en la cama que compartía con Adora. Había extrañado esa suavidad, los colchones de los catres de la nave eran finos y se podía sentir el duro material del catre. Todo aquello le hacía acuerdo a sus horribles literas de la Zona del Terror y más de una vez se había despertado luego de una pesadilla acerca de Shadow Weaver. Intentando disipar aquellos pensamientos sacudió levemente la cabeza y luego hundió su nariz en las sábanas que, sorprendentemente, aun conservaban el perfume de Adora.

    Por otra parte Adora no parecía cansada, ella estaba caminando de un lado a otro sin poder parar de pensar acerca de su sueño. Si "Adam" era una constelación que marcaba un lugar, ella sentía que estaría un paso más cerca de por fin conocer su origen, pero si no lo era, otra vez estaría varada en un océano sin saber en qué dirección navegar.

    Comenzó a caminar en círculos, desesperándose. Cierto era que ella no estaba segura de si aquel sueño podría ayudarla en su búsqueda o si era una señal de la misma, pero tenía una corazonada. Sentía que "Adam" fuera lo que fuere la llevaría a conocer la verdad y no quería esperar. Adora estaba impaciente por saber de dónde venía y quería saberlo ahora. Consideraba que ya había esperado demasiado para conocer su orígen, prácticamente toda su vida hasta el momento.

    Catra y Melog la observaban, comenzando a preocuparse. La morena saltó sobre su novia, reduciéndola y quedando sobre su abdomen.

    — ¿Te puedes calmar? Te estás enloqueciendo, me estás enloqueciendo y también estás preocupando a Melog —se levanta, tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse—. ¿Qué te pasa?

    — No sé qué hacer —aceptó la ayuda y se levantó—. No puedo esperar sentada a que algo en este planeta mandé una señal de humo relacionada a mi sueño —Catra la miró confundida—. Sé que suena extraño, pero no sé cómo explicarme. Sólo me mata la espera y me desquicia no poder hacer nada para apurarlo.

    — Adora, creo que deberías relajarte un poco e intentar descansar —le acarició una mejilla—. Tuvimos un día largo, acabamos de llegar a casa de un viaje de un año y no pudimos ni respirar que en la noche fuimos a un banquete lleno de personas con las que interactúaste hasta que se acabó —intentaba razonar con ella. Bailamos hasta que nos dolieron los pies y te la pasaste compitiendo en todo lo que se te ocurrió con la albina violeta de dos metros —dijo esto último algo disgustada, le hacía sentir algo molesta la cercanía con la que se trataban Adora y Huntara—. Así que por favor ¿podrías venir a la cama conmigo y descansar hasta mañana?

    Adora sabía que Catra tenía razón, no estaba segura de si se encontraba algo molesta porque sentía que Catra no la entendía, aunque sabía que si una de las dos tenía la chance de conocer acerca de su pasado, ella tenía todas las ventajas, mientras que Catra estaba en ceros. Sabía que si había alguien que la entendiera mejor que nadie, esa era Catra, y también sabía que su novia solo se preocupaba por su bienestar.

    Era consciente de que sí se obsesionaba con ello iba a terminar mal, así que decidió dar lo mejor de sí para calmar su torbellino de emociones y hacerle caso a la morena. Tomo una de sus manos y le dejó un besito en el dorso, se levantó y fue al baño a cambiarse. Al salir fue directamente a la cama, acostándose junto a su novia quien le dio la espalda. Intentó reprimir su risa con éxito y la abrazó, Catra no se quejó.

    — ¿Estas molesta por lo de Huntara?

    — No... —mintió, pero no la menciones, ella no me agrada —Adora terminó por soltar una risita.

    — Catra, Huntara es una buena amiga y yo sólo quiero estar contigo —le acaricia el brazo. ¿Podrías darte vuelta? Quiero verte.

    Catra no quería que Adora pensara que desconfiaba de ella, pero no le gustaba como Huntara se dirigía a su novia. Se dió vuelta algo avergonzada medio derritiéndose por la estúpida sonrisa boba que Adora tenía en su rostro. Agradecía que las luces estuvieran apagadas, así la más alta no podía ver el color rosa en sus mejillas.

    — Te amo, Catra —la sonrisa de Adora se ensanchó y le dio un besito en la frente.

    A Catra se le aceleró el corazón e instintivamente escondió su rostro en el hueco del cuello de Adora, quien soltó una leve risita.

    —Eres tan molesta... —la abrazó.

    — Lo sé~ —soltó suavemente mientras le acariciaba el cabello.

    A pesar de que han sido pareja por un año, no sé decían que se amaban con mucha frecuencia. La que más lo decía era Adora y no le preocupaba que a Catra le costaba decirlo porque sabía era demasiado orgullosa y también la morena siempre se lo devolvía con acciones pequeñitas que la hacían inmensamente feliz, y para ella las cosas eran perfectas de este modo.

    Adora amaba absolutamente todo de Catra, hasta amaba lo irónico que era el cómo la persona a la que sentía que debía salvar y proteger, había terminado salvándola y protegiéndola a ella. Había sido así desde que la rescató por última vez de Hordiano primero. Adora vivía gracias a Catra, pues si no fuera por ella habría perecido para salvar su mundo aquella vez. Estaba decidida a pasar el resto de su vida junto a ella y no le importaba si en toda esa vida Catra le decía pocas veces que la amaba, después de todo confiaba en que las acciones valen más que las palabras.

    Las caricias en el cabello de Catra fueron disminuyendo hasta que terminaron por apagarse. La felina podía sentir la respiración tranquila de Adora, se había dormido. Se movió un poquito y observó su rostro, qué mujer más maravillosa tenía a su lado. Era bella de todas las maneras posibles, tanto internamente como externamente. Para Catra ver el rostro dormido de Adora era toda una obra de arte, por eso varias veces se había quedado despierta unos momentos para observar.

    Al inicio de su relación Adora la había sorprendido en aquél acto varias veces, haciendo que Catra deseara que se la tragara la tierra. La rubia no se relajaba ni cuando dormía, eso ocurrió por meses, hasta que Adora terminó acostumbrándose a que Catra se moviera mientras dormían y acabó por seguir su sueño plácidamente sin volver a pescar a Catra.

    Pero aún tenía registrado el sonido de las puertas, no importaba quién fuera, si Adora oía una de las puertas de la habitación abrirse, sus ojos se abrían con ellas, despertando su mente. Recordó en una ocación una pijamada que hicieron con Glimmer y Bow donde ellos tomaron mucho jugo y se levantaron al baño unas 20 veces, Adora se despertó todas ellas y no se volvió a dormir hasta que no estuviera segura de que eran ellos. Intentó reprimir una risita por el recuerdo.

    — También te amo, tontita —besó los labios de Adora suavemente y volvió a acomodarse en el hueco de su cuello, durmiéndose minutos después.

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Escrito: 20 de Junio de 2020

Por el Honor del Amor y el Poder Celestial. [Catradora]Where stories live. Discover now