Special III

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》Given x BSD《

No había pasado mucho tiempo desde que aquella chica de cabello verde oliva había escuchado la canción de Mafuyu.

Aquella en la que se despedía de su querido hermano y el pequeño Mafuyu era liberado de esa gran carga.

El día en que pelearon de una manera un tanto infantil. Ella estaba allí junto a otros chicos, amigos de su hermano y Mafuyu.

Cuando escuchó esas palabras se sentía horrible. (T/n) quería golpear tanto a Mafuyu como a Yuki por decir esas palabras.

Pensaba que era solo un mal chiste para que Yuki demostrara lo mucho que amaba a Mafuyu pero estaba muy equivocada.

Ellos eran gemelos que tenían cierta conexión especial. Una de la cual (T/n) maldecía cada segundo de su vida.

Cuando él decidió hacerlo la chica de orbes almendra sintió un vacío increíble. No podía explicarlo fácilmente. Reaccionar le era muy complicado. Ella estaba con un chico de cabello azabache en ese momento que Yuki decidió suicidarse. Y el chico con gabardina negra al ver a la chica se quedó muy sorprendido de su repentina acción.

Salió corriendo yendo con dirección a su casa. Algo andaba mal. Algo andaba muy mal. Eso fue lo que sentía ese día. No por nada lo veía mal cada vez que una lata de cerveza era abierta.

—M... ma... fu... yu—pronunció la joven con la voz hecha trizas.

Él estaba devastado. Y ella no podría ser capaz de decir qué tanto. Tal vez demasiado. Tanto así que Mafuyu ni siquiera sabía si reír, llorar, caer, gritar... él no tenía ni idea de cómo sentirse al respecto. El cuerpo de su amado estaba colgado frente a él.

Inclusive ella se quedó boquiabierta. Con las manos frías y un sentimiento que no desearía a nadie jamás. Sentía que sus piernas en un momento le fallarían y caería al suelo derrotada.

Ya había pasado tiempo desde eso. Mafuyu y (T/n) se hablaban muy poco. Ya que la joven quería darse un respiro de estar siempre junto a Yuki en toda su vida académica. Eran hermanos, sí. Pero siempre hay un límite para todo. Aún así terminó en la misma bolsa de Mafuyu. No se arrepentía pero tampoco lo agradecía mucho que digamos.

Pero cuando la joven Yoshida vió a Mafuyu junto a Uenoyama le dolía demasiado. Se sentía mal ver cómo Uenoyama le recordaba a Yuki. No porque les quisiera comparar sino porque tenían al mismo chico lindo a su lado.

Mafuyu lo era todo para la devastada Yoshida. Ella no lo amaba como Yuki o Uenoyama lo hacían. (T/n) tal vez simplemente lo adoraba por ser él. Solo por ser él y nada más. Su simple existencia era suficiente para que fuera feliz.

(T/n) no quería poseer a nadie ni atarlo a ella misma. Mafuyu era ese alguien.

Mafuyu era un amigo muy preciado para la chica. Claro, era su cuñado.

Pero algo le decía e insistía que Mafuyu era su "alma gemela." No esa en la que todos creen. Esa en la que dicen que es tu pareja romántica y se complementan el uno al otro.

Su definición era parecida pero no igual. Aceptaba el hecho de ser complementarios. Pero no aceptaba el "estar destinados a estar juntos." Las almas gemelas se complementan, porque son una misma. Un alma es tan grande que no puede ser albergada en un solo cuerpo. Necesita ser separada en dos para poder interactuar en el mundo como un ser humano. Y cuando esa alma se sienta más que feliz y protegida... cuando se sienta completa. Es porque encontraste tu parte faltante.

Encontraste a tu compañero de por vida. El que te apoya y te abraza. Te da consejos y te hace sentir segura.

Eso era Mafuyu para la Yoshida. No un chico del que se había enamorado. Porque si fuera así, la pequeña gemela no podría explicar porque va tras otra persona.

Gotas de lluviaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt