XXI

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Cuando se encontraron de frente, solos como siempre solían estarlo a las cinco de la mañana, Black Hat no ignoró que el chico se veía cansado y Flug por supuesto notó lo abatido que el otro estaba, no se veía tan terrible como él por supuesto, pero había algo de cansancio en su presencia.

Rastros del colapso quedaban en los sentimientos del muchacho. Le hicieron guardar el aliento en pos de no echarse a llorar al simplemente verlo, tan normal, tan inalterable y, pese a todo lo que habían vivido en los últimos tiempos, tan inalcanzable.

Por supuesto en su encuentro silencioso y que parecía furtivo por la ausencia de otros en escena, no se echaron a los brazos del otro, en realidad ninguno sabía cómo actuar. Un "doctor Flug" salió de la boca del jefe junto a un asentimiento de cabeza.

Flug en pos de salir corriendo sólo dijo "jefe" de forma queda y suave, y caminando en dirección contraria pretendió huir del daño que verlo le hacía.

Como de costumbre el malvado y cruel sujeto no estaba en pos de perder. E imitando a algún simple ganador que toma su premio, tomó la mano envuelta en amarillo para impedir su escape.

Lo miró como una presa que no sabe hacia dónde huir; y el sabor a veneno fue un trago duro de pasar, cuando esa pizca de ternura punzó en el pecho del villano.

Dolorosa y notoria lo hizo moverse ágil y destapar el rostro del otro. Ojeras abultadas y ojos algo rojos y cristalizados siendo lo más notorio de ese bonito cuadro que era el rostro de su chico.

"Buenos días"

Sin esperar respuesta le besó quedo. Lento y suave, sintiendo por primera vez algo de ese cosquilleo extraño en las entrañas. Black Hat por primera vez sentía esa conexión extraña entre ellos,  por primera vez sentía algo aparte del movimiento y calor del otro.

Aquello supondría un linda escena, un vuelco de emociones ante el cambio inminente del que Black Hat por fin se hacía partícipe. De no ser porque mientras uno por fin se permitía ser, el otro estaba perdido, muy perdido.

Nada era lo mismo pues cierta brecha de confianza se había roto en su interior al no tener al otro en una de sus recaídas.

Había notado el daño de la caída, volver a las nubes sólo le generaban miedo, la expectativa de cuando sería el siguiente impacto y qué tanto dolería.

Entonces en la inminente separación Flug no se quedó como siempre lo hacía. No miró amoroso al otro, ni le sonrió cómplice. No apretó en sus manos el negro abrigo del otro ni se permitió suspirar.

Simplemente huyó, huyó sin mirar atrás.

Lágrimas en sus ojos por no sentir lo mismo y el mismo peso en su pecho que no había querido irse desde la noche.

El malestar fue mucho peor.

Tan trágico.

Tan satírico.

Tan irónicamente doloroso.

Sus ojos cristalizados ardían y ese halo de pensamientos continuos y constantes seguían aprisionado su mente como pesados grilletes.

No se sentía él. Pues ya no tenía nada cierto, nada que lo ayudara a mantener los pies en la tierra.

¿Ese cansancio era parte de él o un síntoma de la enfermedad?, ¿era él acaso esa enfermedad?, ¿había algo real en su vida aparte de su desagradable imagen en el espejo y nula presencia?

¿Black Hat era real? ¿O tan siquiera sus propios sentimientos por él lo eran?

Al llegar al laboratorio cerró la puerta fuertemente, con el corazón desbocado y su garganta ardiendo por los gritos que de ella querían salir. Se recostó en la puerta y se deslizó hasta el suelo tomando sus cabellos con fuerza y haciéndose lo más pequeño posible. Con sus rodillas pegadas a su pecho y su espalda curvada.

Su mente gritando "estupido, estúpido, estúpido" con cada sacudida del incipiente llanto.

Todo eso mientras Black Hat aún seguía estático en su lugar del pasillo. Mientras descubría una nueva cara de las emociones que implicaban su nuevo vínculo con el científico: el dolor.

El demonio de Black Hat Island nunca había sentido nada fuera de la imperiosa necesidad de hacer daño o el gusto por ver a los buenos caer. Nada nunca salía de su naturaleza bien pensada y perfectamente controlada bajo su mando. Sin embargo el científico era bueno sacándolo de ese lugar seguro.

Se estaba acostumbrando a ese dolor satisfactorio que le daba verlo de frente y darse cuenta de que existía la posibilidad de quererlo. A los pinchazos que en su pecho causaba la ternura y al vacío que a veces sentía cuando lo veía sonreír.

Pero este dolor, esta nueva emoción que embargaba todo su espíritu era algo desconocido y horrible. Algo que no quería ni debía sentir y a lo que estaba seguro nunca se acostumbraría.

¿Era eso lo que los humanos conocían como rechazo? ¿Como incertidumbre? ¿Como miedo?

Sin muchas ganas se dirigió a su oficina y se sentó pesadamente en su confortable sillón. Pensando.

¿Por qué Flug se había ido así? ¿Acaso había descubierto aquella farsa que comenzaba a tornarse cruelmente real?¿había encontrado motivos aquella noche para eliminar aquel capricho del que era él el protagonista?

No lo sabía.

Por el momento no sabía nada, aparte de que necesitaba estar solo. No soportaría que alguien viera a través de él y notara la cruda debilidad que su alma desnuda tenía en esos momentos.

Ni siquiera su victimario que en esos momentos lloraba desconsolado en su laboratorio sin tener idea alguna del por qué.

La tormenta por fin había llegado.

Over estimated - PaperHatWhere stories live. Discover now