Parte Cinco

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Si le hubieran dicho hace dos semanas que regresaría a tomar fisioterapia probablemente Harry se habría reído en su cara.

Fueron meses, dos para ser exactos, demasiado intensos. A veces no podía con el cansancio y aunque no podía sentir o mover sus piernas su espalda sufría de dolor de vez en cuando.

Estaba casi finalizando su libro, pero aún no sabía que final darle. Quería que fuera triste pero no del todo, aún estaba analizando sus opciones. Así que lo dejaría tal y como estaba por el momento, hasta que algo nuevo se le ocurriera.

A parte de ser escritor también era maestro en literatura. Antes del accidente Harry enseñaba en la universidad de la que se había titulado. No se consideraba una persona exitosa, además de que pocas personas sabían su nombre real, había decidido trabajar bajo un pseudónimo y así mantener su identidad a salvo.

Extrañaba su trabajo en la universidad, le había tomado cariño a su clase. Era realmente divertido ya que él no enseñaba de manera general, no, lo hacía con dinámicas de participación. De esa manera su clase no se volvía aburrida y sus estudiantes no se dormían y prestaban más atención. Pero lejos de su método de enseñanza, Harry era una persona muy exigente a la hora de corregir trabajos. Así como les ofrecía una entretenida enseñanza, deseaba ver frutos de ello.

Bueno ahora de verdad extrañaba ir a trabajar. Tras su accidente, Harry entró en depresión y nada lo animaba a seguir enseñando aunque fuese lo que le daba motivación. Renunció a su trabajo y simplemente desapareció de la faz del mundo.

Esperaba volver algún día. Tal vez cuando su terapia este por terminar. Por ahora se concentraría en eso.

•••

Harry regresaba a casa después de su pequeña sesión terapéutica, hoy fue más corta de lo usual así que se retiró antes, pasaba por una librería cuando unos murmuros y maldiciones fueron escuchadas. Al parecer alguien tenía problemas, ¿no hacía daño ir a investigar, no?

Se acercó con cuidado hasta la persona que parecía estar teniendo un mal día y estaba a punto de desfogarse con la pobre bicicleta que estaba atorada.

—Maldita cosa del infierno—escuchó— justo ahora tenía que atorarse, perfecto.

Harry se quedó observando a la persona en cuestión unos segundos antes de preguntar.

—¿Necesita ayuda?— preguntó amable. La persona se dió la vuelta de repente logrando hacer que retrocediera su silla por el pequeño susto que se llevó por esa acción involuntaria de la otra persona.

—No, gracias—respondió bruscamente—. No creo que una persona en tu condición pueda hacer algo por mí.

Si eso lastimó a Harry no lo hizo notar en  su rostro, simplemente asintió y se dispuso a girar su silla para irse en silencio. No añadiría nada al respecto porque por mucho doliera tenía razón.

—¡Oiga, eso fue muy grosero de su parte! —Harry se dió la vuelta al reconocer esa voz—. Podrías ser más amable, ¿sabes?

—No tengo tiempo para ser amable justo ahora, gracias.

—Te ofreció ayuda, idiota.

Jaló con tanta fuerza el manubrio que lo rompió. Poniéndose rojo de la ira. Harry se puso en alerta después de salir de su estado de admiración hacia cierto castaño poseedor de ojos tan azules como el cielo.

Louis

—Yo jamás se la pedí, así que no es mi jodido problema.

El sujeto en cuestión se acercó varios pasos logrando invadir el espacio personal de Louis y él no se dejó intimidar, comenzando a retarlo con la mirada. Una muy penetrante mirada que comenzaba a dar miedo. Harry no quería meter en problemas a nadie, en especial a Louis, así que buscó la manera de evitar que se fueran a golpear.

—Tranquilo, Louis. No vale la pena es algo insignificante— intentó llamar la atención del castaño.

—Ofrécele una disculpa— demandó con firmeza en su voz, tanto así que se escuchó más profunda de lo normal.

Harry se puso alerta cuando el sujeto hizo un movimiento sospechoso, llegando a la rápida conclusión de que lo golpearía. Estaba a punto de pedir ayuda, recordando de repente que estaban en la vía pública y que había personas a su alrededor.

—Discúlpame— refunfuñó el sujeto de muy mala gana. Harry asintió, mostrando una cara seria, aceptando las disculpas de aquel Alfa, no las necesitaba de todas formas.

Las pocas personas se fueron yendo y sólo quedaron Louis y Harry.

—¿Estás bien?— preguntó amable, su semblante serio desapareció por completo cuando terminaron por alejarse de aquel lugar.

Louis caminaba a su lado serio, mientras asentía a la pregunta de Harry. —Calma, de acuerdo, no pasó nada. Estamos bien, Louis.

—¿Viste su cara?— preguntó mostrando una sonrisa pequeña en su rostro—. En verdad parecía que saltaría encima mío en cualquier momento.

—No lo habría permitido. Muchas gracias por defenderme, Louis.

—No te preocupes—dijo más tranquilo—, cualquiera lo habría hecho.

—Déjame invitarte algo, por el mal momento que tuvimos que pasar.

Siempre existen esos momentos de incertidumbre cuando invitas a alguien y esa persona guarda silencio. No quería decirlo, pero parecía ser incómodo.

—Viernes, a las siete de la noche. En aquel café que está a la vuelta de la esquina—señaló el lugar con su dedo.

—Claro, ahí estaré— sonrió, intentando no sonrojarse porque alguien aceptó salir con él. En plan amistoso, por supuesto, no quería asustar a Louis.

Pararon en la estación de autobuses y esperaron a que llegara el autobús de Louis, al parecer. A todo esto, ¿cómo supo dónde estaba?

—Gracias por ayudarme, Lou.

Cuando se fue, Harry, retomó el camino a casa. Pensando en que saldría con alguien más aparte de sus amigos.

Louis parece tener un carácter fuerte, parecía ser un gran misterio.

Flawless Omega ||Larry||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora