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Hago una mueca al verme en el espejo y debo contenerme para no empezar a arrancar las prendas que me cubren. Odio esta maldita ropa, es tanto mi disgusto que estoy dispuesto a estar desnudo por todo el castillo con tal de no llevar esto. Hoseok empieza acomodar mejor mi atuendo y yo reprimo el gruñido que quiere salir de mi garganta. Él no tiene la culpa, pero es el más cercano y al único que le puedo puedo decir mis quejas sobre el horrible gusto que hay para vestir a los omegas. En verdad que no entiendo la necesidad de esta clase de ropa, es innecesaria, solo nos hace ver débiles.

—Se ve muy bien, amo.

—Ya te he dicho que no me digas así, Hoseok. —Pongo los ojos en blanco—. No eres un esclavo.

—Así es como debo llamarle.

—Debes estar bromeando, nunca me dices así. —Suspiro—. Tenemos la misma edad, jugábamos juntos cuando éramos cachorros, ¡te mordía las orejas cuando teníamos ocho años!

Básicamente nos criamos juntos. Él trabaja en el castillo, está para ayudarme cuando lo necesito, pero eso no significa que es mi esclavo. Solo está para apoyarme, eso se lo dije cuando mis padres le dieron trabajo. El que estuviera a mi lado me daba la confianza de que no trabajaría de más.

—Oye, solo estoy intentando hacer mi trabajo. —Hoseok suelta un gruñido—. Dejame trabajar en paz.

—Pues habla bien.

—Acaban de llegar los reyes de otro reino, tus padres ya tienen suficientes problemas como para que esas personas estén hablando mal de ti o del castillo. —Empieza a peinar mi cabello con sus dedos—. Al menos que digan que sus sirvientes...

—Mi amigo —lo miro.

—Que digan que sus sirvientes son eficaces. —Sonríe—. Sé que somos amigos, pero ahora es cuestión de hacer quedar bien al reino.

—¿Denigrando a nuestro pueblo y a las personas que trabajan aquí? —bajo la mirada.

No se me hace justo hacer eso, estas personas se esfuerzan todo el tiempo para mantener el castillo limpio, hacen nuestra comida, lavan, limpian, dioses, ellos mantienen esto en un pieza, ¿debemos denigrarlos para que unos pretenciosos, que no tienen algún poder aquí, no se sientan ofendidos? Creo que eso es una mierda y no lo acepto. Las cocineras de este lugar valen más que los malditos reyes de Kyrios. No quiero que ningún trabajador sea insultado por esas personas que creen que por llevar un titulo de nobleza pueden hacer lo que quieran.

—Ustedes nunca nos denigran. —Suelta un suspiro—. Siempre se han portado excepcionales, no cualquiera pagaría los estudios del hijo beta de dos simples sirvientes. El trabajar aquí me permite llevarles dinero a mis padres. —Baja la mirada—. Tus padres son demasiado amables, sé que si lo pidiera ellos pagarían los medicamentos de mis padres.

—Lo harían sin pensarlo.

—Pero está bien que nos enseñen a ganarnos nuestro ingreso. —Me apunta con un dedo—. No le des un pescado al hambriento, solo le quitaras el hambre por el momento, enseñale a pescar y comerá...

—Toda la vida. —Terminó la oración por él—. Es el dicho de papá.

—Un buen dicho. —Arregla el cuello de mi camisa—. Es tu turno de aprender a pescar, debes aprender sobre los demás reinos y ver que soluciones tomarias tú para el bienestar de tu pueblo.

—¿Y para eso es necesario este atuendo de muñeco de pastel de bodas?

La camisa es ligeramente transparente por detrás y hay algunos detalles de encaje. Los pantalones se ciñen en mis piernas aunque se ajustan aún más a mi cintura. Los delicados pendientes en mis orejas hacen que me de un poco de ansiedad, solo tengo unos anillos en mis dedos, pero ninguno cubre mi dedo anular. Mi cabello esta peinado a la perfección, en verdad que me parezco a un muñeco de bodas.

Cherry Wine ||| JINSU/TAEGI |||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora