𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈

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Corría con el corazón en la mano, los largos pasillos del instituto amenazaban ser interminables, los gritos e insultos hacia su persona detrás de ella llegaban a sus oídos como lejanos ecos. El miedo la cegaba y la adrenalina comenzaba a disipar por sus venas, dobló en el siguiente pasillo <<¿Por qué tío por qué?>>.

Sangre por sangre, pedía, rebuscó otra respuesta en su mente. Sangre, nuevamente descarto la idea. <<No quiero>> sus ojos se cristalizaron y cada vez le costaba más respirar. Me necesitas le recordó su valor interno.

Desenfundó su calibre amarrado en su pierna izquierda y alardeó al destino, detuvo su paso y volteo. Su mano temblaba, los nervios la carcomían y la adrenalina goteaba desesperante porque apriete el gatillo. Apunto firme y sin remordimientos, y cuando las tres cabezas asomaron halo el gatillo.

*Pam*

Justo en la cabeza, los sesos de un rubio dispararon adornando con sangre el angosto pasillo. Furia, odio, repulsión, ira, la maldita ira corría y calaba sus venas y huesos, tanto sufrimiento, tanto dolor <<Soy un monstruo por tu culpa>> recriminó.

Ivannicho y su colega la miraron aturdidos, se abalanzaron sobre ella de nuevo a matar. Sakura perdió todo su valor y escapó nuevamente, no alcanzó a avanzar ni lo mas mínimo, cuando sus cabellos rosados fueron tomados con brusquedad y jalados hacia atrás haciéndola caer.

-Maldita puta ¿creíste que te dejaríamos escapar? - bramó un sujeto pelinegro con lentes de sol, mientras amarraba sus muñecas y la amordazaba.

- Vas a pagar caro por lo que le hiciste a nuestro amigo maldita zorra - dijo Ivannicho sosteniéndola de su larga caballera, su acento polaco resaltaba en cada vocal.

Ambos se vieron con la mirada y rebuscaron un salón, a solo unos metros había uno. Arrastraron a Sakura hasta el salón mientras jadeaba del dolor.

- ¡Ahhh! - grito del dolor.

- Cállate puta - una patada directo a su estómago la hizo escupir sangre.

Se removió desesperada por el intenso dolor de su cabello.

- ¿Qué haremos con esta puta? Es bastante guapa- sonrió lascivamente el pelinegro.

- Deberíamos educarla - inquirió Invannicho con una enorme sonrisa.

- Vaya zorra eres inquieta, yo te ayudo con tu dolor - amenazó el pelinegro tomando su navaja del costado de su cinturón.

Sakura intentaba soltarse desesperadamente del agarre en su cabello, era un dolor insoportable y después de escuchar la conversación de esos dos él pánico helo su sangre.

Sintió como caía sentada al suelo mientras soltaban el agarre en su cabello, o eso creía. Al abrir sus ojos vio el piso de su alrededor lleno de cabellos rosados <<Mi cabello>> una lágrima resbaló por su mejilla.

-Al fin te calmas maldita prostituta- dijo Ivannicho.

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Corrió hacia donde se había oído el disparó, a su izquierda un cuerpo muerto pero el pasillo vacío. Miro sobre su hombro a Juugo y con una mirada hacia el muerto, le indico su labor. Juugo rápidamente se acercó al cadáver y lo arrastró hacia un salón.

Silencio puro, esas ratas si que sabían ocultarse, agradecía que la enfermería estuviera bastante alejada porque no le gustaría para nada que su pequeña oyera como iban a sufrir esos putos polacos. Se dirigió al salón más cercano para indagar dónde se escondían esos bastardos. De una patada abrió la puerta pero la imagen que encontró solo perturbo más su furia.

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐈𝐏𝐈𝐀 Where stories live. Discover now