Capítulo especial

1.8K 142 10
                                    

                      "Días tardíos"

No había pasado mucho tiempo después de que regrese al inframundo y por supuesto que no estaba feliz. Tal vez en el pasado me hubiera alegrado estar de vuelta y asumir la responsabilidad de mandar el territorio ya que esa solía ser mi ambición, aunque primeramente rechace el puesto porque demandaba mucho trabajo y obligación. Pero ahora tenía a alguien que me importaba y con quien quería estar. Sin embargo, era bastante consciente de que mi padre no me pondría las cosas fáciles antes de dejarme ir, así que sólo debía acatar las órdenes de mi padre hasta que me permitiera volver.

Tal como habíamos acordado, asumí el cargo y los deberes que implican. Supuse que durante un tiempo debía actuar como regente por lo que rápidamente me concentré en adaptarme a las labores.

Cada segundo que pasaba, como algo hermoso e inevitable, la imagen de Jace aparecía en mi mente. Incluso mientras atendía asuntos importantes, no podía evitar pensar en él y extrañarlo. Y debido a estas pequeñas distracciones mi padre me llamaba la atención con un "mantente enfocado y dirige el territorio como se debe"; pero lo único que quería era dejarlo todo y volver lo antes posible con Jace. Esa idea no abandonaba mis pensamientos, en cambio el deseo se hacía más fuerte a medida que el tiempo transcurría pero estaba dispuesto a cumplir mi deber allí.

Y así, pasaron aproximadamente tres años. Creo que no hacía falta mencionar que para entonces yo ya estaba cansado y sólo pensaba en largarme una vez que terminara. Hasta que un día recibí una visita bastante inesperada mientras estaba revisando algunos portales de otras legiones.

-Parece que te has adaptado bien a tu regreso, Valtiel...- dijo una voz que no había escuchado durante mucho tiempo.

Levanté rápidamente la cabeza con ligera sorpresa en mis ojos, encontrando a mi medio hermano parado en medio de la habitación, Paimon sonrió y se acercó mirándome con sus ojos color ámbar brillante.

-Llegas un poco tarde para saludarme, Paimon- Respondí, todavía algo extrañado por su presencia-¿Qué haces aquí?

-Vamos, es la primera vez que nos vemos desde que me volví líder de la región noreste ¿Y así me tratas? -contestó sentándose frente a la mesa de cuarzo escarlata.

Sin decir nada me apoyé contra el respaldo del trono y acaricié mi frente algo cansado. Ante el silencio, él aclaró un poco la garganta antes de continuar.

-Estoy aquí por otras cuestiones... Sin embargo, también quería pasar a saludarte, ha pasado bastante tiempo desde que nos hemos visto. Y parece que estas haciendo un buen trabajo. -Dibujó una ligera sonrisa.-Debe de ser porque naciste para esto.

-Sólo es temporal, volveré al mundo humano después de regir aquí.-dije mientras negaba con la cabeza.-Al menos hasta encontrar a alguien adecuado para ocupar el puesto.

-¿Temporal? ¿Él te dijo eso?

Lo observé desconcertado cuando soltó una corta carcajada, sonreí un poco molesto por su actitud.

-¿Qué es tan gracioso?- Cuestioné.

Paimon se incorporó en su asiento y me miró un tanto divertido.

-Creo que no entiendes lo que él planea hacer... De hecho, es bastante obvio. Sólo dijo eso para convencerte y alejarte del humano, padre quiere que sus descendientes directos gobiernen su territorio. Incluso la horda de demonios bajo su mando no obedecerán a cualquiera-.

Sí, tenía razón.

Si lo pensaba por un momento, desde que podía recordar, a ambos nos han ido preparando precisamente para el mismo propósito. Sin embargo, mucho tiempo después las cosas cambiaron, Paimon obtuvo poder e influencia en el infierno debido a su dedicación y lealtad inquebrantable armando así su propio camino, desde entonces recayó sobre mí la responsabilidad de ser el próximo gobernante.

En las garras del demonio (EDITANDO)Where stories live. Discover now