26 🔥PARTE II🔥

1.8K 78 124
                                    


[ No tientes al diablo, sino sabes devolverlo a su infierno... ]

La brisa de la playa me azota en el rostro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La brisa de la playa me azota en el rostro. Los dedos de los pies se me hunden en la arena húmeda y entrecierro los ojos cuando los últimos rayos del sol comienzan a desaparecer para darle paso a la noche. Inhalo con profundidad, empapándome de la maravillosa sensación de estar en mi hogar. Definitivamente nada se le compara.

—Sabía que extrañabas esto.

Continúo mirando el mar cuando mi papá se posa a mi lado. Hemos venido hoy a la playa porque ayer cuando llegué a la ciudad ambos estábamos lo suficientemente cansados como para hacerlo, aun cuando el lugar nos quedaba a menos de quince minutos en auto. Así que apenas amaneció fui a saludar a mi mamá a su casa -yo me estaba quedando en la de mi viejo-, fuimos a saludar también a la Karina y a mi tío, para más tarde trasladarnos acá.

—La sensación es maravillosa.

Cierro los ojos. El sonido de las olas rompiendo en la orilla es tan gratificante como lo es el sonido de la lluvia en un tejado. Me da una paz enorme. La tranquilidad me empapa hasta el último poro del cuerpo.

Nos quedamos en silencio disfrutando la vista y deleitándonos con el sonido. Algunas personas pasean por la orilla de la playa con sus familias, otras sacan a sus mascotas e incluso uno que otro bote vuelve de un paseo.

De pronto, el rugir de un auto cerca de nosotros hace que me gire. Mi papá traga ruidosamente cuando una mujer se baja y camina hacia nosotros.

¿Qué onda, viejo?

—Gordita, quiero que conozcai a alguien especial.

La mujer llega a nuestra posición y sonríe con suavidad. Sus rasgos parecen ser demasiado suaves y un corto cabello rubio roza sus mejillas. Es más o menos de mi estatura y su complexión física es admirable. Caderas rellenas, cuello estilizado, brazos fibrosos.

—Hola, Samantha. Soy Elena.

Parpadeo dándole una miradita curiosa a mi viejo. Estoy como en un trance, hueón.

—Ella es mi pareja, hija. ¿Te acuerdas que te hablé de ella?

Oh...

Despabilo y sonrío suavemente.

—Oh, cresta perdona. Ando en mi mundo —me justifico, dándole un beso en la mejilla. Mi papá parece algo aliviado. —Mucho gusto.

Extrañamente me siento de inmediato a gusto con ella. No intenta caerme bien a toda costa, ni mucho menos me alaga de una manera falsa. En realidad, me sorprende. Es bastante espontánea y no parece estar desesperada por querer mi aprobación. Solo se dedica a ser ella misma y eso me gusta. Mucho más cuando la pillo observando a mi viejo y veo a sus ojos llenándose de amor. Me agrada que parezca una persona transparente y amigable. Durante el día compartimos unos momentos juntos. Preparamos una comida y me río mucho con la Elena. Mi viejo esta encantado con que nos hayamos llevado re bien.

UN HUEÓN PELIGROSO (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora