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Solté un bostezo llegando al campo de entrenamiento, vi a mis compañeros dormidos contra un árbol por lo que suspiré acercándome a Naruto.
—Oye, Naruto —lo moví—. Naruto.
—¿Hana-chan? —se despertó—. ¿Ya llegó el sensei?
—Llegará en unos momentos —me alejé de él y me acerqué a los otros dos—. ¡De pie! —grité.
—Buenos días —saludó mi padre.
—¡Llega tarde! —gritó Sakura.
—Un gato negro nos detuvo y tuvimos que tomar el camino largo —asentí—. Bien, está puesto para el medio día —puso un reloj en un tronco—. Deben quitarme estos cascabeles, de eso se trata todo. Si no lo logran para el medio día, se quedarán atados a esos troncos sin desayunar y comeré frente a ustedes
—Pero solo hay tres y somos cuatro —señaló Sakura.
—Sí, uno de ustedes volverá a la academia —siguió explicando—. Pueden usar cualquier clase de arma, incluyendo Kunais y Shurikens.
—Esas son armas peligrosas, Sensei —solté una risa ante el comentario de Sakura.
—Sakura, ya no estamos en la academia —le recordé.
—Tienen que estar dispuestos a matarme —Naruto sonrió y corrió a atacar a mi padre.
Negué al ver cómo es fácilmente sometido.
—Bien, comenzamos, ahora —rápidamente me escondí entre unos arbustos.
Observé como Naruto volvió a intentar atacar a mi padre, pero el solo apareció por detrás. Sakura gritó dando su ubicación y Naruto fue arrojado cuando mi padre... Bueno... Él... Hizo... Ay, me da pena decir lo que hizo.
—Oigan, y si trabajamos en equipo... —Sasuke y Sakura se marcharon. Solté un gruñido—. Par de idiotas.
Sakura fue la segunda en caer, luego Sasuke. Dieron las doce del medio día, finalmente, Naruto fue quien terminó amarrado a uno de esos troncos.
—Bien, respecto a esto, ninguno de los tres será enviado a la academia.
—¿Eh? ¿Pasé? Todo lo que hice fue desmayarme —admitió Sakura y comenzó a festejar.
—Los tres quedan expulsados del programa permanentemente —se sorprendieron.
—¡No puede hacer eso! ¡Dijo que volveríamos a la academia si no lo lograbamos! —se quejó Naruto.
