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El camino al restaurante donde Travis había hecho reservación fue en silencio; sin embargo, el ambiente siempre se sintió cómodo y en confianza. Ambos estaban sumergidos en sus propios pensamientos. Nadie se dirigió la palabra hasta cuando tuvieron el plato de entrada frente a ellos. Fue en ese momento cuando Emma rompió el silencio.
-Travis -Dijo ella.
Estaban tan sumergidos en sus propios asuntos que, realmente, ninguno había notado que no se habían dirigido la palabra sino hasta ahora. La simple compañía del otro parecía demasiado cómoda.
-Dime -Dijo él. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas y era debido al calor de aquel lugar, la temperatura estaba bastante alta.
Ella mordió su labio inferior con fuerza y se acercó levemente a él.
-Esto no lo puede saber nadie -Susurró la morena, un poco nerviosa.
-¿Qué cosa? -Preguntó él preocupado.
Emma miró disimuladamente a su alrededor y volvió a acercarse al hombre.
-Nadie puede saber que estás pagando por la exclusividad para... Protegerme. Si Zed y Ricky se enteran sobre esto estarán muy, muy enojados.
Él levantó una de sus cejas. De repente, el calor a de su cuerpo se elevó.
-¿Hay algo que deba saber de ellos? -Preguntó él de inmediato.
-No son buenas personas, Travis. Ellos están involucrado en cosas extrañas, tienen a la policía a su lado. El trabajo que hacen, lo hacen muy en serio. Si ellos se llegan a enterar que los engañaste, estarías en grave peligro, estoy segura.
Travis abrió su boca levemente. Comenzaba a sentir ira.
-Debemos actuar esto lo mejor posible. Ellos tienen un rastreador en mis llaves. Si por alguna razón tú me haces algo, me quieres llevar a otro lugar, lo sabrán. Muchas veces nos siguen guardias para poder vigilar todo lo que hacemos, porque no quieren perder clientes, debemos hacer bien nuestro trabajo.
-Entiendo -Dijo él.
De pronto, él besó con lentitud la mejilla de la chica. Emma quedó helada, abrió levemente su boca, sorprendida.
-¿Por qué fue eso?
Él se encogió de hombros.
-Por si alguien está mirándonos. Sería extraño que me hablaras tan de cerca, ¿no?
Ella rió. Aclaró su garganta y prosiguió.
-Yo, uhm... ¿Hay algún problema si me quedo en tu casa hoy?
Él ladeó su cabeza.
-No, ¿por qué?
-Uhm, bueno, pensé que quizá era una buena idea para que sea más creíble, ya sabes. Sería raro si no lo hiciera, sospecharían...
-Claro, está bien. No hay problema con eso -El esbozó una gran sonrisa; sin embargo, una ola de nerviosismo invadió su cuerpo. Ni siquiera recordaba en qué condición estaba su departamento. Esperaba no haber dejado las cosas tan desordenadas.
La cena transcurrió de manera tranquila. Ambos estaban ciertamente nerviosos; sin embargo, no hubo ni una pizca de incomodidad. Fue como volver a aquellos años donde ambos eran grandes amigos y podían conversar de lo que fuera. De momentos, se les olvidaba donde se encontraban y en qué contexto, se les olvidaba que habían dejado de tener comunicación por un par de años, se les olvidaba que ya eran adultos y que sus años de adolescencia ya habían acabado.
Emma suspiró, cuando él estacionó el auto.
-Me la he pasado muy bien hoy, Travis -Dijo ella con sinceridad.
Travis sonrió.
-También yo.
De pronto, ella recordó que debía dormir allí, en el departamento del doctor, recordó que no estaban en su casa y se puso bastante nerviosa. Sin haberlo notado, él ya había abierto la puerta del auto para ella. Emma sonrió.
-Gracias -Susurró Emma nerviosa.
Caminaron por el lugar hasta llegar al ascensor, cuando las puertas se cerraron, él la miró con una pequeña sonrisa nerviosa en su rostro.
-Yo, uhm, no tengo un cuarto de invitados. Quiero decir, sí, tengo una, pero no hay cama.
Ella le miró. Le dio gracia lo nervioso que estaba.
-¿Por qué estás tan nervioso? -Dijo ella intentando bromear, la verdad era que también moría de nervios-. ¿Es que no has estado con una mujer después de mí?
-Dios, me había asustado. Qué horrible panorama hubiese sido.
Ambos rieron.
Bajaron del ascensor y caminaron por los pasillos del edificio hasta llegar a la puerta correcta. Una vez dentro del departamento, Emma comenzó a mirar todo con curiosidad. Era un lugar amplio y decorado muy sutilmente. Habían un par de cuadros, réplica de Van Gogh, colgadas en las paredes. De pronto recordó que era el pintor favorito del hombre.
-Siempre te gustó Van Gogh -Dijo ella distraídamente.
Él sonrió y asintió con la cabeza cuando ella le miró.
-¿Quieres un té?
Emma negó.
-No, la verdad es que estoy un poco cansada... Han sido semanas difíciles y la verdad es que aún me duele el cuerpo por lo del accidente.
-Oh -Dijo él, recordando aquello-. ¿Te sientes bien? Te puedo chequear o algo...
-No, estoy bien, solo tengo un poco de sueño...
-Claro. Ven, sígueme. Como te decía, no tengo otra cama y pues, puedes dormir en mi habitación.
Emma caminó tras Travis por el apartamento hasta llegar a una habitación amplia y poco iluminada.
-Si quieres bañarte, allí hay un baño, puedes sacar toallas de los cajones, uhm, ten -Caminó hasta uno de los muebles y le tendió unas prendas-. Para que duermas más cómoda.
-¿Dónde dormirás tú? -Preguntó ella curiosa, mientras recibía la ropa-. Dijiste que no tenías otra cama.
-En el sofá -Dijo él sin mirarla.
Emma miró nuevamente la cama, era mucho más amplia que una cama promedio. Volvió a mirar a Travis y sonrió.
-No tengo problemas con que duermas conmigo. En tu cama seguramente pueden dormir diez personas al mismo tiempo y estarán cómodos.
-No, tranquila. No quiero incomodarte, Emma. Está bien. Puedo dormir en el...
-Por favor -Pidió ella-. Duerme conmigo. Sería bueno conversar mejor allí de todas formas. Más... tranquilos.
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¡Holaaa!
Espero realmente que les haya gustado el capítulo, espero leer sus comentarios y votos.
