When A Fire Starts To Burn (Completa)✅

31

Capítulo 31

We rip the start, the colors disappear

I never watch the stars there's so much down here...

Lorde – Yellow Flicker Beat

Aldo, mi padre. 

Después de meses las cosas en algún momento se encontraban bien. Mi madre intentaba salir adelante a pesar de haber tenido unas cuantas recaídas. Amber se encontraba más segura de lo que alguna vez fue y yo, sentía que volvía a vivir gracias al apoyo que estaba recibiendo por parte de mis cercanos.

Pero él lo no quería permitir, volvió a aparecer en nuestras vidas.

Por su culpa teníamos pesadillas. Por su culpa muchas noches temíamos a dormir solas. Por su culpa no vivíamos tranquilas.

Habíamos escapado de Colorado con la intención de volver a empezar, nos fuimos a casa de mi tía y de ahí nos tuvimos que ir por constantes amenazas que llegaban por correspondencia. Pensamos que cambiando de ciudad demoraría más tiempo en volver a aparecer y no le tomó más de cinco meses.

Volver a verlo de pie frente a nosotras sólo llenó mi corazón de odio, miedo y terror. Era demasiado obvio que el resentimiento que sentía hacia nosotras no lo dejarían seguir adelante y olvidarnos.

¿Cómo nos encontró?

-Eli, mi niña –sonríe en mi dirección. Noto su mirada perdida, ojos extremadamente rojos y voz raposa -. Cariño –intenta acercarse a mamá, pero ella da un paso hacia atrás asustada. Niega y gira en dirección a mi hermana –. Estás hermosa, Amber –sostiene el rostro de mi hermana.

Con una sonrisa cínica nos observa y acaricia el cabello de mi hermana que todavía se encuentra en los brazos del hombre que viene con él. Por las escaleras se escucha que alguien baja y vemos a otro hombre con una pistola en sus manos. Nos observa esperando indicaciones de Aldo.

-¿Haremos esto por las buenas o por las malas? –dice.

-Aldo, ¿qué quieres de nosotras? –pregunta mamá con voz temblorosa.

-Ustedes me sacaron de mi propia casa. Ahora vendrán conmigo y ya sabrán qué es lo quiero –el tono de su voz neutro me causa escalofríos.

-Suelta a Amber por favor –suplico –. Iremos contigo, pero deja que la suelten.

-Tú, maldita zorra –me apunta con su dedo -. No me dirás qué hacer –con un movimiento le indica al hombre de la pistola que apunte en nuestra dirección.

Sean me toma del brazo y lentamente me coloca tras él. Aldo lo observa con una ceja elevada y suelta una carcajada forzada.

-No te llevó mucho tiempo buscarte otro idiota –se burla -. Por suerte, Elliot fue más inteligente. ¿Sabías que le pagué para que me dijera lo que hacías? Cuando te "escapabas" –hace comillas –, para ser una cualquiera como tu madre. Par de zorras –escupe en el piso –, no me sorprendería que ésta sea igual –apunta a mi hermana que llora en los brazos del hombre que la retiene.

Aldo camina hacia la escalera y todos seguimos sus pasos con la mirada. Le quita la pistola al hombre y apunta a mamá. Me fijo en su vestimenta, no es el mismo de antes. Luce cansado, perturbado, incluso me atrevería a decir que bajo alguna sustancia.

-¿Quieren que lo haga en su nuevo hogar? Porque podría hacerlo –relame sus labios y respira de manera pesada –. Salgan –exije.

-Aldo por fav... –alcanzo a decir antes de ver que apunta en mi dirección con la pistola.